—Lillie— se interpuso en mi camino— Lillie no hagas nada... estás muy enojada, es muy comprensible, pero es mejor si te calmas un poco.
—Déjame pasar— pedí, tratando de no tumbarlo de un golpe.
—No, no lo haré— dijo decidido.
—Hazlo— volví a pedir.
—Bueno y si mejor nos calmamos un poco?— preguntó con una pequeña sonrisa en su cara.
Maldita sonrisa hermosa y perfecta.
—Me parece— respondí.
El asintió, más relajado, llevándome de vuelta a mi habitación. Una vez ahí, cuando el entro, yo cerré enseguida, dejándolo encerrado y solo.
—¡Lillie!— fue lo ultimo que oí antes de seguir con mi camino.
Abrí la puerta y la tire con fuerza, entrando a la habitación de Victoria, sin tocar o pedir permiso, al entrar cerré con llave, quedándome a solas con la anciana.
—Lillie— la mujer volteó rápidamente—te creía dormida.
¿Dormida? ¿Que tan ingenua creía que era?
—No, estaba buscando respuestas. Sabes crei que las personas cambiaban o intentaban hacerlo... tú eres un claro ejemplo que no todos pueden hacer un cambio.
—Lillie, vete a dormir es muy tarde y estoy cansada.
¿Cansada? Cansada estaba yo, de ser su títere.
—No, no me voy hasta decir todo lo que quiero.
Ella al ver mi enojo, señaló el sillón, invitándome a sentar.
—Entonces empieza.
—¿Sabes? Hace poco me culparon injustamente de robar, al principio creí que era una simple confusión pero con una cosa y la otra, lo olvidé— la abuela oía con interés—Olvide averiguar y dar con la verdadera razón de todo, no fue hasta hace poco que Pamela me dio a entender que eras la culpable de todo.
La abuela río un poco, haciéndome parecer loca.
—¿Pamela? Cariño, te hace falta dormir más, ya andas delirando.
¿Me creía tan ingenua?
—Encontré que Carla, la chica a la que llame mi amiga, fue quien me inculpó y ¿adivina quién estaba detrás de todo esto? Tú— la señalé—le pagaste a la familia de Carla y luego ella hizo lo que quisiste, me arruinaste—agarre un adorno de porcelana, lo tire contra la pared—eres una mentirosa, manipuladora— contaba con mis dedos—y controladora, todo se hace a tu voluntad.
—¿Cómo lo sabes? ¿Quién te dijo?
—Eso es lo único que te importa, lo único que te interesa es saber quien te delato. Adivina no eres la única que sabe informarse, porque tampoco soy tan estúpida para quedarme con la intriga de saber que la bruja, si la bruja de mi abuela fue capaz de hacer todo esto.
Gritaba con fuerza, tirando todo al suelo, me enojaba, me mataba de ira encontrarme en esta situación.
—¡Ese no!—gritó cuando agarre un jarrón, se veía muy fino y costoso, lo tire, rompiendo una ventana—¡Lillie estás enloquecida! Esas eran las cenizas de tu abuelo.
—Bueno, eran... ahora estarán volando libremente, lejos de ti— exclame con enojo— y no, aún no me has visto loca.
—Lillie, estás confundida—comentó tratando de calmarme.
Dorothea y Daniel insistían en que les abriera la puerta, la remecían con esperanzas de que abriera.
—¿No sabes? ¿No sabes de donde saque la verdad?
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Mi exilio con la abuela
Teen FictionLibre y salvaje, al menos eso se cree de Melina, una chica muy inusual para un pueblo muy anticuado. Porque entre ser y no ser, Lillie es un desastre, pero vamos, un desastre muy divertido. Acusada de ser ladrona ✔️ Expulsada del colegio ✔️ Remode...