Capitulo 73

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Un nudo en la garganta se me formó. Estaba temblando y no era por el frío o por la llovizna que empezaba a tomar fuerza. Aún así me repetía a mi misma que debía sonreír y mostrar tranquilidad.

—Al fin te encuentro —dijo él, suspirando aliviado—la nana Marion me llamó hace un momento, me dijo que te veías confundida y preocupada. Así que he corrido hasta aquí para verte... ¿estabas hablando con Camila? ¿Que te ha dicho?

Él se acercaba preocupado, tal vez asustado de que Camila me lo haya dicho todo.
Cuando estuvimos frente a frente, me aleje en cuanto él quiso besarme. Me alejé tanto como pude. Mire todo a mi alrededor y Camila ya no estaba por ningún lado, eso me alivió un poco, pero es que no me apetecía romperme en llanto mientras ella miraba por ahí la nueva desgracia en mi vida.

Estábamos los dos solos en frente de su casa, con la lluvia cayendo fuerte.

—¿Estas bien? —soltó preocupado.

No, me has roto el corazón.

—Si.

Quiso acercarse, pero yo me alejaba a cada paso que él daba. No quería tenerlo cerca. Ni por más que intentara disimular el odio que le tenía, el coraje que le tenía, la rabia que sentía por él.

—¿Te han expulsado?.

Mi silencio fue su respuesta.

—Lillie...—soltó asustado.

Él iba a abrazarme, pero lo esquivé.

—¿Que sucede? ¿Que sucede, Lillie? ¿Por qué siento que de repente te molesta mi cercanía?

Odiaba su presencia. Odiaba su inocencia fingida. Me molestaba su cercanía.

—Nada... tengo que volver a casa —dije evitándolo y tratando de ir a la salida.

Él me seguía, totalmente confundido. Estaba a escasos metros de la salida cuando él me detuvo. De un tirón me atrajo a sus brazos. Me quede ahí un instante, ni siquiera pensé en devolverle el abrazo. Su corazón latía rápidamente.

—Lillie, dime que te sucede.

—Es que tengo que irme.

—No lo hagas —pidió aterrado —por favor, pequeña.

Me alejé de él porque presentía que soltaría el llanto. Sus palabras me herían, su amor fingido me molestaba. Su hipocresía me asqueaba. Entonces decidí desenmascararlo. Decidí que sus mentiras seguirían hasta hoy. No me dejaría envolver y terminaría esto con madurez.

—Me has mentido, Santiago —mi voz fue agria.

Su cara se volvió pálida.

—Me has mentido en la cara todo este tiempo —susurré.

—Lillie, de que hablas? —preguntó sorprendido y pasando saliva por su garganta.

Entonces lo vi a los ojos. Me vi de nuevo pasando una decepción amorosa. De nuevo, me sentía traicionada. De nuevo, era a la que la miraban con lástima. De nuevo, sería la que llora por un chico. Cambié de tema, él no me diría la verdad. No hoy, tal vez nunca. Él no tenía la valentía para afrontar la situación, o tal vez yo tenía mucho miedo de afrontarlo.

—Dijiste qué harías todo para que no me expulsaran... me mentiste. Lo han hecho... me han expulsado...

No sé de donde saque fuerzas, pero no solté ni un sollozo. Nada más que frialdad.

—Lillie —pronunció apenado —no te preocupes, solucionaré todo, lo prometo. Lo haremos, no es algo de lo que te debas preocupar... yo me encargaré de todo, lo juro. 

Mi exilio con la abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora