One-Shots ; NSFW ; Robarca

1- Vibrador.

¿Vamos?.- Le pregunté a mi pequeño Roberto que temblaba frente mío, me dan ganas de comerlo a besos.

P-pues.- Su rostro está sonrojado y sus labios tartamudeaban. No lo s-se.- Bajó el rostro, apenado.

¿Eso es un no o un sí?.- Con uno de mis dedos levanté su rostro. Sabes que podemos parar si lo deseas.-

¡No!, Es... Algo incomodo pero me ¿g-gusta?.- Es lindo cuando está usando mis sudaderas.

Entonces, vámonos chiquito.- Tomé mi celular, será bastante importante para el día de hoy.

Caminamos juntos hasta el carro, le abrí la puerta del copiloto, Roberto subió algo nervioso.

Después de el, entré para poder conducir el coche.

¿No se siente raro?.- Le pregunté.

¿El qué?.- Mi amor acomodaba su pantalón.

El sentarte teniendo un vibrador dentro de ti, ¿Debería encenderlo?.- Tomé mi celular, Roberto se sorprendió.

¡D-Diego!.- Su mirada me hace querer molestarlo, verlo tan sumiso, suplicándome.

Esto es gloria pura.

Esta bien, no lo haré.- Le sonreí, estoy bastante entretenido con esta situación.

Besé su mejilla, para así echar andar el carro.

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¿Esta es la cafetería de la que me contaste verdad?.- Le abrí la puerta del carro, ayudándolo a bajar.

Quiero besarlo, sus pequeñas manos apenas sobresalían desde mi sudadera.

¿Tienes frío?.- Sin que el se diera cuenta metí mi mano en el bolsillo de mi chaqueta, donde estaba mi celular.

Algo... Pero estoy bien.- Me sonrió.

Este hombre me va a matar de amor.

Abrí la puerta de la cafetería, un hermoso olor a pastel recién horneado se apoderó de nuestras narices.

¡Bienvenidos a la cafetería Tweek bros coffee!, ¿Mesa para dos?.- Un chico de cabello rubio nos saludó, tenía algunas curitas en sus dedos y brazos.

Si, por favor.- Le respondí, con una sonrisa.

Nos llevó hasta una tierna mesa con un jarrón de flores en el medio.

¿Te gusta?.- Alcé una ceja, creo que es momento de jugar.

¡Si!, Grac- A-ah...- Cubrió su boca, para callar sus gemidos.

Había encendido el vibrador.

Esto tiene cinco niveles, si logras soportarlo podrás pedirme lo que quieras.- Mostré mi celular con la aplicación del juguetito.

Esta... Bien.- Mi pequeño Roberto trataba de recuperar el aliento, incluso había un poco de saliva en sus labios.

Eres muy lindo.- Acaricié su mejilla, después le limpié esa hermosa boquita con una servilleta.

Vamos a pedir.- Le dije.

Mientras veía el menú, escuchaba algunos jadeos por parte de mi novio, a veces incluso la mesa se movía de lo tanto que temblaba.

Tranquilo.- Tomé su mano, para después continuar leyendo la carta.

¿P-puedes... Apagarlo un momento?.- Voltee a verlo.