162- Contacto.

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-Buenos días.- Saludé a la gente que estaba esperando el elevador.

Mis compañeros de trabajo me saludaron de vuelta, algunos sonriendo y otros siendo más serios que el mismo jefe.

Ah... Que difícil semana.

El domingo cumplí treinta y el lunes me enteré que la maldita leyenda era cierta. "Si tienes treinta y eres virgen puedes leer los pensamientos de aquellas personas que tocas".

Hoy es miércoles y he estado tratando de no tocar a nadie pero hay veces que es inevitable.
Cómo ahora, con el elevador.

Desde entonces, odio los elevadores.

-¡Buenos días!.- Era el jefe de piso, Balsa.

Le sonreí y contesté su saludo.

-Llegas temprano hoy, Guadarrama.- Me habló, suavemente, como si le diera pena que alguien más lo escuchara.

-Ah... Si, no me gustan mucho las multitudes y el contacto físico, pero supongo que no es mi día de suerte.- Sonreí algo incómodo.

-No te preocupes, el elevador no se llena tanto a estas horas.- Palpó mi hombro.

Tragué saliva, tratando de no escuchar lo que piensa. Pero lo hice.

"Es muy..."

Y el contacto finalizó.

¡¿Es muy que?!

Y ahora, no voy a poder dormir tranquilamente.

El elevador llegó y el jefe Balsa mantuvo su mano en una de las puertas, dejando que toda la gente entrara.

Lo miré, anonadado.

Sabía que era famoso por su amabilidad y caballerosidad, pero realmente pensé que exageraban.

Entré al elevador después de todas las mujeres, me siguieron los pocos hombres que habían y por último, el jefe Balsa.

No íbamos tan apretados, solo cuatro mujeres y tres hombres sin incluirme a mi.

Pero en el segundo piso del edificio el ascensor se detuvo.

Volví a tragar saliva, pero al parecer el jefe lo notó, pues se acercó a susurrarme.

-No te preocupes, trataré de que no te aplasten mucho.- Me guiñó un ojo.

Mierda, es muy guapo. Si fuera una mujer estaría eternamente enamorado.

Le sonreí, agradeciéndole silenciosamente.

Entraron mayormente hombres, apretujandose como si no pudieran esperar cinco minutos en llegar a la oficina.

Quedé pegado en la orilla, con el jefe en mi espalda.

Carajo, no quiero aplastarlo pero simplemente es horrible.

"Oh Dios mío..."

Eran los pensamientos de mi jefe.

Lo volteé a ver.

-Lo siento, está muy...-

-No te disculpes.- Me interrumpió. -Está bien.- Me sonrió.

"No puedo creerlo... ¡Estoy tan cerca suyo!".

Mmh... Así que el jefe tiene un romance en la oficina.

Miré lo más discreto que pude. Y en efecto, estaba junto a una mujer, una secretaria creo, pues veía algo en su celular y parecía tener prisa.

"Su pelo es muy lindo... Otra vez viene algo despeinado ¡Que tierno!".

One-Shots ; NSFW ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora