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64- Rey demonio

¡Su alteza, no puede hacer eso!.-

¡Es la única opción Juan!, Nos matarán.- Le respondí, enojado.

Diego...- Me miró lloroso.

Juan... No dejaré morir a mi reino, lo sabes, si eso significa sacrificarme, yo lo haré.-

Sin más, me fui de allí.

Entré a mi cuarto.

Dentro, estaban mis damas de compañía, jugando a las cartas.

Fuera, no dejen que nadie entre y no se les ocurra espiar.-

Señor Balsa...- Una de ellas me miró confundida.

¿Cómo se llamaba?... Paola.

Le hice una señal para que se fuera.

Agachó la cabeza, asintiendo.

Ah... Todo es un caos.

Primero, mi ascendencia al trono fué apenas hace dos semanas.

Juan insiste en que me case de una vez, para evitar malas impresiones.

¡Soy un demonio! ¿Cómo puedo tener solo una pareja?.

Soy la lacsivia hecha persona, su petición es demasiado estúpida.

Y ahora, estamos amenazados de guerra.

Malditos angeles.

Pero, necesito aliarme con alguno de ellos, para saber sus planes.

Debe de existir... Algún ángel que sea un traidor.

Así que...

Rezaré.

Oculté mis cuernos y cola, poniéndome en mi forma de humano.

Bien... Esto debe ser suficiente.

Me hinqué frente a la cama, juntando mis manos.

¿Cómo debería iniciar?.

Ah... Dios, he estado viviendo de una manera dura, gracias por sus bendiciones, pero, se un poco más piadoso conmigo.- Esto es ridículo.

He preparado protección, para que no pueda leer mi mente, pero... Aún estoy algo nervioso.

Espero pueda ayudarme, todos mis problemas me están consumiendo, Dios, ayúdame.- Fingí llorar.

Sentí una suave brisa junto a un aroma suave... Cómo a una flor.

Levanté la cabeza.

Un hermoso ángel, con una sonrisa linda había bajado.

Sus alas eras pequeñas pero lindas, y, llevaba una reveladora ropa blanca.

Hijo mío, Dios me ha mandado para ayudarte, tu sufrimiento tocó nuestros corazones.- Sonrió cálidamente.

¡Ah! Creo que sé quién es este ángel.

Es cercano a Dios, se llama Roberto.

Un lame botas cualquiera.

Tal vez me sirva.

Lo jalé del brazo.

Y por fin, mostré mi forma real.

Le mostré mis colmillos.

¡R-rey demonio!.- Quería irse.

Pero lo detuve, aprisionando sus manos con magia.

Le sonreí.

Roberto... Tercer ángel de Dios, ¿Ya se la chupaste?.- Acaricié su estómago.