147- Amo.

909 36 47
                                    

¿Algo más?, Majestad.- Le sonreí tomando la bandeja donde antes estaba la tetera.

No Diego, pero... ¿Te importaría hacerme compañía mientras acabo este documento?.- Me sonrió, dándole un sorbo a su té.

Claro que no, señor.- Me senté a su lado en el kotatsu, felizmente.

No necesitas estar a mi lado, solo... Haz tus cosas, solo quiero oír ruido.- Dijo, sin quitar la vista del papel.

Es guapo cuando está concentrado.

Bien...- Respondí en casi un susurro.

Miré la habitación, no hay nada que pueda hacer aquí... Todo está limpio y perfectamente acomodado.

Recargué mi cuerpo en la mesa, suspirando.

¿Cansado perrito?.- Mi señor acarició mi cabello, haciendo que me sintiera aún más calmado.

Si, majestad, he estado trabajando mucho esta semana.- Abrí los ojos, para mirarlo.

Tómate un descanso, te ayudaré a relajarte.- Comenzó a acariciar mi cabello con sus dedos, haciéndome sentir aún más somnoliento.

Gracias... Señor.- Mis palabras eran cada vez más pesadas de llevar, pues mis ojos se cerraban con cada caricia.

Sentí como se levantó, a lo que reaccioné abriendo los ojos inmediatamente.

¿Señor?.-

Cierra los ojos.- Dijo, con su voz de mando.

Mi corazón dio un vuelco, mientras volvía a cerrar los ojos.

Escuché ruidos, un cajón abriéndose, algo cayéndose, una risita y emoción en sus pisadas.

Sus manos se posaron en mi espalda, ayudándome a enderezarme.

No abras los ojos, hasta que yo lo ordene.- Susurró.

Si, majestad.- Mi respiración comenzaba a agitarse.

Pues conozco ese tono de voz.

Compré... Algo... Para ti.- Seguía susurrando.

Escuché como algo metálico cayó al suelo.

Las manos de mi señor llegaron hasta la base de mi playera, la levantó lentamente, haciendo que sintiera la textura de la tela en mi abdomen, mis pezones y espalda.

Besó mi cuello, dándome un espasmo.

Shh... Relájate.-

Tomó algo, y lo recorrió por mi cuello. Una venda.

Me la colocó, suavemente.

Bajó sus manos a mis pechos, acariciándolos.

Y cuando sentí como me ponía un strap en el pecho simplemente me puse más nervioso.

Una correa de cuero cruzaba la parte superior de mi pecho, mientras que un aro de metal estaba en el medio.
Otra correa inferior mantenía firme el agarre.

¿Agradecido por el regalo? ¿Mh?.-

Gracias, señor.- Solté, sin titubear.

Soltó una risita, satisfecho.

Sentí como sus manos cruzaron las mías. Sé lo que quiere hacer.

Una cuerda empezó a amarrar mis brazos, desde mi bíceps hasta mis muñecas.

Te vez muy lindo cachorrito.- Besó mi mejilla, acariciando mis manos atadas.

Diosa cómo quisiera ver su sonrisa maliciosa.

One-Shots ; NSFW ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora