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***Rin***
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Me enderecé en la cama y lo primero que hice fue darle una checada rápida a mi cuerpo. Sentí un alivio cuando me di cuenta de que aun me encontraba vestida con la misma ropa de ayer. Alguien toco la puerta y Sesshomaru se fue rápidamente a abrirla, aproveche ese momento para mirar el cuarto en el que me encontraba, era enorme, casi del tamaño del primer piso de la casa de mi padre. Al pensar en mi padre mi cabeza retumbo horriblemente haciéndome recordar todo lo que había pasado antes de perderme en la oscuridad, recordé la llamada y las palabras que había dicho mi padre. Y como si no fuera poco unas imágenes mas vinieron como si se hubieran visto atraídas hacia la superficie de mi conciencia. Veía a mis verdaderos padres, la oscuridad de la noche y mi cabeza replicaba los disparos con ese dolor tan intenso que sentía. Me lleve las manos a la cabeza en un intento por detenerlas, por detener tantos las escenas como aquellos dolores tan intensos, era como una película, pero sin ningún orden, sabia que había algo mas, algo que no estaba lista para ver y el intento por detenerlas hacia que la cabeza doliera aun mas. Cuando pensé que no iba a poder hacer nada mas, de nuevo sentí la calidez de Sesshomaru sus manos se encontraban sujetando las mías y como si fuera por arte de magia las escenas dejaron de repetirse haciendo que mi mente descansara.
-Rin ¿Te encuentras bien?- su voz con un tono dulce y preocupado se instalaba en mi corazón, era como si mi corazón reconociera su voz que lo hacia calmarse. No quería dejar de sentir su calidez, pero tampoco quería preocuparlo mas, así que solo asentí para que pudiera estar mas tranquilo- mírame, por favor- aun mantenía los ojos cerrados, pero le hice caso y subí mi rostro para encontrarme con aquellos resplandecientes ojos dorados- Si estas bien, ¿Por qué lloras?- ni si quiera me había dado cuenta de eso, hasta que él lo menciono, antes de contestarle me hice un poco hacia atrás para poner una distancia mas cómoda entre nosotros, él entendió y aun con cierta molestia se hizo un poco hacia atrás y me soltó de las manos. Se encontraba sentado observándome con mucha preocupación.
-Siento lo que paso anoche... y... lo de ahora- me sentía estúpida, jamás me había pasado algo así, mucho menos en frente de una persona que, siendo sincera, no conocía. Tal vez eso era lo que me molestaba mas, me molestaba darme cuenta de que una persona que acababa de conocer pudiera calmar mis tormentos con tan solo unas caricias y su dulce pero dura voz.
-Es precisamente de eso de lo que quiero hablar contigo Rin- lanzo un suspiro y después tomo una bandeja con comida- pero primero necesito que comas- puso la bandeja en mis piernas.
-Gracias, ¿Y tu?- en la bandeja había un típico almuerzo americano, los huevos, los panes y el jugo de naranja.
-Lo importante es que comas, ya comeré yo después- su voz no había cambiado, seguía hablándome con esa preocupación. Solo seguía sintiéndome con mas culpa mientras me daba cuenta de lo tanto que lo había preocupado.
-¿Y si se supone que yo soy la doctora aquí? Come conmigo- tome un pan y extendí mi mano para que lo tomara.
-Rin, solo come, no te preocupes por mi- toco mi mano e hizo que bajara el pan hasta ponerlo de nuevo en el plato.
-Me haces sentir como si estuviera a punto de morirme, si no quieres que me sienta mal solo toma el pan- le dije como ultimo recurso, utilizaría el chantaje o tal vez solo me vería como una niña chiflada ante sus ojos.
-Si me sigues ofreciendo el pan, terminare tomándote a ti en su lugar- sentí los colores subir por mi rostro y baje mi mirada hacia la comida en un intento de huir de la suya. Después de eso ninguno de los dos hablo, Sesshomaru se quedo viéndome tranquilamente mientras terminaba todo mi almuerzo y yo por sentir su mirada sobre mi todo el tiempo, comí mas rápido para poder dejar de sentirlo sobre mi. Aunque también en un lugar de mi mente me sentía muy cómoda, su presencia hacia que esas imágenes que antes me atormentaban ya no hicieran acto de presencia, me sentía totalmente segura a su lado. Cuando termine toda la comida él tomo la bandeja y la puso en una pequeña mesita al otro extremo de la habitación, después se dirigió de nuevo a la cama y se sentó en el mismo lugar que estaba antes, dejando una distancia razonable, pero al mismo tiempo sintiéndolo cerca de mi.
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SOLO BUSCABA UNA VIDA NORMAL
RomanceKagome Higurashi tiene 24 años y estudia su tercer año en la carrera de medicina. Trata de vivir su vida con un perfil bajo, ya que es lo que más desea. Pero le es imposible debido a su hermana mayor, Kikyo, una actriz famosa, reconocida por todas l...