Capítulo 42: Rescate

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***Kagome***

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No importaba que tuviera la fuerza suficiente para abrir mis ojos, aunque lo hiciera solo había oscuridad, sin un simple rastro de luz por ningún lado. No sé cómo llegue a este momento, a encontrarme de esta manera. Pensaba una y otra vez en que tan diferente seria si mis decisiones hubieran sido otras. No pude ver el momento en el que tenía que detenerme o tal vez si lo hice, pero simplemente lo ignoré. Mis manos y mis tobillos ya no los sentía, las cadenas comenzaban a pesar, aunque había desaparecido la sensación del frio quemando mis muñecas. No paraba de pensar si en algún momento iba a venir alguien a sacarme de aquí. Al menos quisiera volver a ver esa cabellera blanca y esos ojos dorados por última vez, antes de que todo esto termine, antes de que mi vida termine.

Solo me quedaba la esperanza de que ella estuviera a salvo, de que ellas estuvieran a salvo. Después de que ayude a Rin a escapar, sabía que iba a convertirse en mi final volver con Naraku. Aun cuando no quería, lo que paso se seguía repitiendo una y otra vez por mi cabeza.

Flashback

Aun cuando sabia el castigo que me esperaba en cuanto llegáramos a la nueva ubicación no podía soltar ni una sola lagrima, tal vez ya me había quedado seca o simplemente había perdido la esperanza de seguir con vida. En ese instante yo estaba aceptando mi muerte. Cuando llegue al lugar los hombres de Naraku me bajaron del auto mientras jalaban de mis brazos, yo me quejaba del dolor, pero lo único que hacían ellos era apretarme la parte trasera del cuello y empujarme para que caminara más rápido. Las puertas se abrian y cerraban mientras yo seguía caminando, habían puesto de nuevo la venda en mis ojos, así que lo único que podía hacer era escucharlos. Seguían hablando en coreano, pero se escuchaban molestos, tal vez había causado un problema más grande de lo que imaginaba. Escuche de nuevo una puerta abrirse y después como era empujada fuertemente hasta caer al suelo.

-Aquí esta señor, la trajimos tan pronto como se nos ordenó- esa voz era de Bankotsu, el líder de los hermanos

-Quítenle la venda de los ojos- ordeno Naraku, yo estaba tratando de enderezarme pero el dolor en mi cuerpo me impedía hacerlo. Otro latigazo de dolor llego cuando sentí que era tomaba por mi cabello y obligada a enderezarme

-Eres una niña estúpida Kagome, ahora conocerás el verdadero dolor- ese era Jakotsu, el culpable de la mayoría de mis heridas. En más de una ocasión se la pasaba golpeándome mientras me decía lo que le encantaba ver la sangre brotar por el cuerpo. Quito la venda de mis ojos y yo estaba tratando de acostumbrarme a la luz cuando sentí un golpe duro en mi mejilla, propiciado por Naraku, mi cuerpo no cayó hasta al suelo solo porque Jakotsu seguía sujetándome del pelo.

-¿Cómo es posible que se te ocurriera hacer semejante estupidez Kagome?- Naraku, quien me había dado el golpe, ahora me sostenía de mi mejilla para que lo viera a la cara. Al no haber contestación de mi parte me soltó de mala gana- ¡Afuera! ¡No quiero ver a nadie más aquí ahora mismo!- grito enojado Naraku, al menos podía sentir satisfacción al verle tan desesperado. Me asombro darme cuenta de que todavía podía sentir algo. Jakotsu me soltó y yo de nuevo caí al suelo, después escuche los pasos de los hombres y por último la puerta cerrarse. Yo no tenía ni la más mínima fuerza, así que me quedé ahí en el suelo, hasta que sentí las manos de Naraku sujetarme hasta enderezarme- ¿No piensas contestarme Kagome?- yo lo veía directamente a los ojos, pero aun así no dije nada- ¿Qué estoy esperando? Si tú ya estas con un pie en el otro mundo, ¿no es así?- me quede mirándolo un segundo más, mientras reunía todas las fuerzas que me quedaban y escupía una mezcla de saliva y sangre en su rostro. El me soltó rápidamente y yo logre sostenerme con mi mano para al menos quedar sentada y no caer de nuevo con la cara al suelo.

SOLO BUSCABA UNA VIDA NORMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora