Capitulo 36: Debo dejarte ir

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***Rin***

Tenía como 10 minutos observando el líquido café de mi taza mientras que estaba sentada en la sala de la cabaña que nos había tocado a Kohaku y a mí. Estaba sola ya que Kohaku estaba ayudando a Miroku con Sango, al parecer el alcohol que tomo le estaba comenzando a tomar factura y su estómago estaba tratando de vaciarse. Quise ayudar pero Kohaku me dijo que no era necesario y que eso pasaba más seguido de lo que pensaba, para ser sincera le creí totalmente, ya que últimamente que nos juntábamos todos Sango siempre terminaba en ese estado y regularmente era Kagome quien se hacía cargo de ella, pero no quisieron molestarla para que pasara su noche con Inuyasha.

El pensar en eso me hizo recordar en la situación que yo me encontraba, tenía muchos nervios de lo que podría llegar a pasar entre Kohaku y yo en este viaje, aunque también estaba segura de que él no me obligaría hacer nada que no quisiera. El punto aquí es que yo realmente si quería estar con él, ¿Pero cómo diablos se lo proponía? Seguía perdida en el café de mi taza mientras que mi mente se hacía más y más líos.

-Creo que ya estará mejor- dijo Kohaku mientras que entraba a la cabaña y se dejaba caer en el asiento a mi lado. Recargo su cabeza en el respaldo del sillón mostrando todo su cansancio.

-Hice un poco de café, ¿quieres?- mi voz aun me causaba molestias, el ardor en la garganta, además de que salía ronca perdiendo aquel tono dulce que alguna vez se escuchó. Aun así a Kohaku no le molestaba que la usara y siempre me recalca que la use siempre que me sienta cómoda.

-Me encantaría, gracias- como le había tendido mi taza la tomo sin pensarlo, nuestras manos se rozaron y me sobresalte al sentirlas

-Estas helado, ¿acaso no traías un suéter?- volví a cerrar mis manos sobre las suyas apretándolas más al calor de la taza y él me sonrió amablemente.

-Tuve que lavarme las manos después del desastre que hizo mi hermana, pero no te preocupes puedo entrar rápido en calor- había ciertos momentos como este, en el que se podía sentir cierta electricidad o tensión sexual y se iban repitiendo cada vez con más frecuencia, pero siempre terminaba de la misma manera-¿Este es tu café cierto? Debería ir a servirme otro- era él quien se alejaba justo en el límite entre lo que podría haber pasado y lo que no, dejándome a mí con cierta frustración. Estaba por levantarse, tratando claramente huir de mi cuando yo lo sujete del brazo para que no lo hiciera.

-¿Por qué siento como si pensaras que te hare algo?- nunca me había decidido hablar al respecto, pero ya estaba más que segura de que si no lo hacía jamás pasaríamos de este punto muerto.

-¿Cómo?- la inocencia en su rostro me hacía querer golpearlo, porque no podía ser tan estúpido como para no darse cuenta de a lo que me estaba refiriendo.

-Al menos para mi está claro que hay un deseo entre nosotros, entonces, ¿Por qué siempre te detienes?- sus ojos me miraban sorprendidos para después mostrar alguna clase de culpa. ¡Así que si se había dado cuenta!

-Porque no quiero hacerte daño- soltó así sin más y yo sentí como mi corazón había saltado por sus palabras. Tomo la taza y la dejo en la pequeña mesita de centro, para después volver a mis manos- he ido lento porque quiero que cuando llegue a pasar algo entre nosotros estes completamente segura de hacerlo- yo me quede mirándolo sin saber bien que decirle- quiero que en tu mente este solo yo, sin presiones, sin emociones o pensamientos absurdos, solo tú y yo- ¿Es esto algo que diría un hombre? ¿Por qué siento como si fuera yo la desesperada por tener sexo y él una persona que estoy tratando de seducir?

-Kohaku, desde hace ya un tiempo estamos solo tú y yo en mi mente, si fuera lo contrario ni siquiera hubiera aceptado salir contigo, ¿lo sabes no?- me había acercado un poco más a él y habíamos entrelazado nuestras manos

SOLO BUSCABA UNA VIDA NORMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora