Una cabellera larga, rubia, aferraba sus hojas que tenía varios bocetos de sus dibujos para arte, su clase menos favorita. Todos sabían lo pésimo que es dibujando y él debería buscar ayuda para levantar la nota.
¿Y no es mejor pedir ayuda al alumno prodigio?
Pues no, ese tipo puede ser un popular, inteligente y muchas cosas más pero apenas habla, tampoco mantiene lazos fuertes y no quería a nadie cerca si no es su mejor amigo o su hermanito.
Estamos hablando de Uchiha Itachi.
Sabía que hay una alta probabilidad de que se niegue a ayudarlo pero en momentos desesperados debes tomar medidas desesperadas ¿No?, pues está en la situación.
Lo encontró en el exterior del colegio, apoyado contra la pared mientras está en el mundo literario, debajo de un árbol Asakura. Nuestro protagonista suspira hondo, tratando que no se vaya el valor y se coloca en frente del peli negro.
Quería hablar pero no sabía cómo comenza, después de todo no hablaba con cualquier persona, sino uno importante, uno superior a él en todo los aspectos.
El contrario levanta su mirada, encontrándose con unos ojos celestes, tan únicos y poco común en el colegio. Mantiene su expresión seria, levantando una ceja mientras cierra el libro.
Itachi: ¿Si?
Deidara: ¡Soy Namikaze Deidara, un gusto de conocerte!-hace una reverencia como forma de respeto al estudiante superior quien no dice nada, solo mantiene su mirada al menor, este de pone algo nervioso, agarra un mechón de pelo, enredarlo con sus dedos.-e-etto me preguntaba s-si podría ayudarme, me dijeron q-que eres bueno en arte hum.
Itachi: ya veo, eres el que hace trampa en esa materia. Le pagas al profesor para tener el camino fácil.-frunce el ceño, el rubio escoge los hombros, mordiendo los labios, sabía los rumores hacia su persona y nunca se defendió para evitar problemas a sus padres, nada era verdad, solo le daban la nota que corresponde por su esfuerzo.-vamos dilo, di que no eres un artista.
Deidara: yo...no soy un artista.
Susurra con tanto dolor que expresaba su corazón. Su sueño es ser uno pero cada dibujo que hace, duda si cumplirá esa meta. Por eso no quiere rendirse por que es su motivo de vivir, de querés estudiar en el futuro y ser reconocido por sus dibujos.
Deidara: pero...-hace una pequeña sonrisa, haciendo que desconcierta un poco al Uchiha quien ve las hojas de bocetos que le está mostrando.-estoy esforzándome para mejorar hum.
Y con esas palabras, hace que el interior de Itachi crezca algo cálido que no puede explicar, solo se limitó a cerrar los ojos y voltear su rostro, dejando algo confundido a Deidara.
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.Así pasaban los días, que se convierte en en semanas. Deidara no podía rendirse fácilmente, lo seguía por todos lados, pidiendo que le enseñará. Por otro lado el pelinegro trataba de ignorarlo, estaba perdiendo la paciencia que tenía.
El Uchiha estaba en el lugar de siempre, en el pateo, debajo de la sombra para descansar su mente después de largas clases. Está recostado sobre la pared con los brazos cruzados, miro la presencia que se acercaba y era el rubio quien mantiene su mirada baja, no entendía el por qué su ánimo estaba por los suelos, hasta que vio la letra F grande y roja en el papel.
La culpa lo estaba invadiendo en segundos, se notaba que quería subir sus calificaciones y le pedía todos los días, haciendo dudar también los rumores de los demás. Se acerca, agarrando los hombros, Deidara lo miro algo confundido.
Itachi: lo lograrás la próxima vez por que te voy a ayudar.
Con solo escuchar esas palabras, hace que el rubio sonría, ganando un pequeño sonrojo del contrario. Escuchan el timbre, indicando las clases de dibujos que te tendrían, ambos jóvenes caminan con calma, uno feliz y el otro nervioso aunque este último disimula bien.
Solo tardaron pocos minutos para llegar, aunque tengan diferentes edades como clases, el arte es para todos. Ambos se colocan en sus lugares, escuchando lo que la profesora aunque el Uchiha miraba de reojo cada rato del rubio, este empieza a agarrar varias pinturas para empezar, manchando sus manos.
El pelinegro no puede evitar reírse, parecía un niño que le gustaba mancharse. Itachi se tensa al ver que sus miradas se chocan, el menor sonríe mientras lo saluda, haciendo que el mayor de sonroje y desvíe la mirada.
Agarra un pincel y pintura negra, empezando hacer líneas sin dirección, quería dejarse llevar, sentir esa libertad que pocas veces tenía, dejara que su mente tenga el mando.
Aunque nunca creyó ver la cara del joven Namikaze en su dibujo. Regaña a su mente por hacerle hacer semejante estupidez. Escucha que lo llaman, voltea para encontrar el dibujo de Deidara, era Itachi pero mal dibujado aunque eso no evitó que el corazón de ese solitario empezará a latir con fuerza.
Entonces el hace lo mismo, mostrando su dibujo aunque sin pintarlo, haciendo que ambos se rían.
Digamos que el arte empezó con este hermoso lazo.