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Habían pasado tres días, tres días desde la muerte de su madre y Seokjin estaba devastado.

No podía creer como hace un par de días atrás estaban juntos, viendo una película, o cenando, en fin... Juntos. No podía creer que se había ido, ya no la veria más...

No podía detener sus lágrimas, no podía detener sus pensamientos.

Si hubiera sabido lo que pasaría, no hubiera rechazado aquel pastel que le había hecho con tanto amor, no hubiera rechazado las entradas de, no la hubiera llamado aquel cuatro de diciembre.

El cementerio no estaba lleno, sin embargo si habían personas que habían ido a su entierro y velorio. En su mayoría... Familiares que no conocía, después de todo, su madre nunca lo había llevado a Jeju, el lugar donde ella nació.
Nunca había conocido realmente bien a su familia materna.

Todas las demás personas habían empezado a retirarse, pero él simplemente se negaba, no quería alejarse de la que había sido su madre.

El pelinegro sintió una mano en su hombro y volteó.

-Te daremos un momento, Hyung- dijo el castaño.

Tanto Jungkook como su padre se retiraron, no sin que antes, el señor Jeon volteara hacia el mayor de sus hijos.

-Apurate niño- habló tomando una de las velas para encender su cigarrillo.

Seokjin suspiro y se sentó en el piso apoyando su cabeza en la lápida.

Estaba tan cansado mentalmente, que ya ni siquiera quería llorar, no quería sentir nada, solo quería que su madre lo abrazara y le dijera que todo estaría bien.

-Hola, pequeño zorrito- llamó una dulce voz.

Seokjin abrió sus llorosos ojos extrañado.

¿"Zorrito"?

El pequeño observó a una mujer, se veía mucho más grande de lo normal... O tal vez él era más pequeño.
Retrocedió un poco atemorizado.

-No voy a hacerte daño, cariño.

La mujer puso el gran ramo de rosas al pie de aquella tumba, y con una nostalgica sonrisa observó el nombre que estaba escrito en la lápida.

-¿Eran familia?- le preguntó.

Entonces Seokjin intentó hablar, sin embargo palabras no salían de su boca.

La mujer río con dulzura al ver al pequeño animalito tratando de hablarle.

-Por desgracia... Para hablar con un humano tienes que estar en tu estado humano.

Entonces Seokjin, un poco confundido, levantó la que sería su mano, pero en cambio sólo vio una pequeña patita llena de pelaje rojizo.

-Dejame ayudarte- Dijo la señora.

La mujer se veía bastante mayor, tenía aproximadamente cincuenta años, o al menos eso había notado por su cabellera un poco blanca y por un par de arrugas en su rostro.

-Respira profundo y en tu mente, canta tu canción favorita, eso funcionara hasta que aprendas a controlarlo.

Entonces el pequeño hizo lo que la mujer le dijo, tratando de encontrar en su cabeza cual era su canción favorita.

"You know you're my own world
Bitch, I call you my another bitch
Spell magic on boys, just another witch"

Fue lo primero que vino a su mente.

No sabía lo que estaba haciendo, no sabía lo que estaba sucediendo, pero aún así, extrañamente, todo se le hacía muy familiar, muy normal, aunque claramente, de normal no tenía nada. Era extraño, pero no tenía miedo.

Scent of a hoodie (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora