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Seokjin despertó de golpe, en medio de la noche, observó a su al rededor, encontrándose de pie en una calle, ¿acaso era sonanbulo?

Se encontraba justo frente a una casa de tres pisos, esta más grande y moderna que la de Dawon y entró en pánico al no reconocer donde se encontraba.

-Hey tú- llamó una voz detras suyo.

El pelinegro se giro.

-¿S-si?

-¿No eres de por aquí cierto?

-Y-yo...

Seokjin detuvo sus palabras al percatarse del cuchillo con el que el pálido le apuntaba.

-Dame todo lo que llevas.

Seokjin sintió un escalofrío, jamás le habían robado, y ni siquiera sabía dónde se encontraba, ni cómo reaccionar.

Con las manos temblorosas busco en sus bolsillos, y lo único que pudo encontrar fue su celular.

Lo sacó despacio intentando pensar en algo.

Pero otra voz sonó a su derecha.

-¿Yoongi hyung, que haces aquí?- preguntó la voz de Jungkook.

El castaño observó lo que estaba sucediendo, su mejor amigo le apuntaba con un cuchillo a su hermanastro, quien temblaba tendiendole su celular.
Yoongi lo observaba con una mirada fulminante por haber interrumpida su trabajo.

-¡Hyung!- reprochó el menor- es mi hermano.

Entonces el pelimenta abrió sus ojos como platos dejando caer el cuchillo, sonrió con nerviosismo y observó al que todavía temblaba.

-¡Bienvenido!- dijo finjiendo una sonrisa.

-Eres idiota- dijo Jungkook- Jin hyung, este inutil con pelo de aguacate que ves aquí, es Yoongi, no va a hacerte daño, es mi amigo.

El pelimenta asintió.

-A menos de que le quites sus mandarinas.

-¡Oye!

-M-mucho gusto- pronunció Seokjin con la voz temblorosa.

Desde un segundo piso, el azabache observaba hacia abajo, una curiosa escena de aquel chico Jungkook, Yoongi y otro pelinegro...

-¿Nam que haces aquí?- preguntó la somnoliento voz de su hermano.

-Ah mmm... No lo sé... Solo desperté aqui- dijo un poco confundido- creo que soy sonambulo.

El rubio asintió también un poco confundido por la hora y por la posición de su hyung, justo frente a la ventana.

-¿Quieres un trago?

-Supongo- dijo Namjoon.

-

Seokjin observó la hora en el reloj de pared que colgaba en la habitación de invitados.

"3:00 AM"

Su cabeza estaba doliendo, sentía que en cualquier momento iba a explotar.

-No volveré a tomar drogas- murmuró.

Se puso de pie reflejándose en el espejo.

Un quejido de sorpresa escapó de sus labios al ver las orejas que yacían sobre su cabeza, pero rápidamente lo excuso como una alucinación por aquel polvo blanco, después de todo ya había afectado sus recuerdos de aquella mañana.

Remplazando un recuerdo de duelo por su madre en un cementerio, por él convirtiéndose en un animal y hablando con una señora.

O al menos eso creía.

Scent of a hoodie (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora