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Sus ojitos brillaban y observaban inquietos todo a su alrededor, ignorando casi por completo la cabeza cruda de conejo que se encontraba justo frente a él, en su plato.

Su piel era blanca, aún un poco roja por la sangre y es que recién había sido desollado, sus ojos salidos de sus cuencas y el resto de sangre que inundaba el plato.

Era su cumpleaños, así que habían preparado su platillo favorito, sin embargo en ese momento, no queria comer, quería volver al patio trasero a jugar al escondite con su primito, Taehyung.

Jimin observaba a sus tías, cada una en una llamada de teléfono diferente, siempre de trabajo. Justo como cada mañana. Nisiquiera eso cambiaba el día de su cumpleaños.

Veía con envidia a Taehyung, quien casi terminaba su plato y podría volver al patio pronto.

-Sertudo...- balbuceó.

Su dicción no era la mejor, apenas cumplía cinco años, pero definitivamente era mejor que la de la pequeña Jamhy, quien se encontraba en su trona, siendo alimentada por la señora Min, con aquella diminuta cuchara de bebé.

A Jimin le llamaba la atención ver aquella cuchara rosa pastel, manchada con el líquido rojo que acompañaba cada plato de la familia.

Le llamaban la atención los colores.

Sonrió.

-Come o le diré a la señora Min que no te dé pastel- murmuró otra vocecita a su derecha.

Era el tonto de su primo, Namjoon.

Lo observó fulminante y le sacó la lengua.

Él sabía que la dulce señora Min no lo dejaría sin pastel en su propio cumpleaños solo por que el tonto de Namjoon lo dijera.

Namjoon era así, le encantaba fastidiar solo por que era el mayor de los cachorros. Se creía la gran cosa.

-¡Mamá, Jiminnie me sacó la lengua!- exclamó el niño.

Jimin frunció el ceño, Namjoon se aprovechaba de que él no podía ponerle la queja el señor Park, ya que, aquella mañana no se encontraba en la mesa. Y es que así era en cada uno de sus cumpleaños.

-¡Nu cierto, tía!

Gyesook rodó los ojos y así mismo se levantó de la mesa para escuchar mejor a la persona que le hablaba al teléfono.

-Niños, es suficiente...- intervino la señora Min- ambos deben comportarse, ¿si no, que ejemplo le darán a la pequeña Jamhy?

Ambos niños bajaron la cabeza y simplemente guardaron silencio.

La señora sonrió satisfecha, había cuidado de cachorros desde su juventud, y aunque Namjoon fuera... difícil, había encontrado la manera de hacerlo obedecer.
Y es que aquel cachorro adoraba a la pequeña Jamhy.

-Señora Min, terminé- exclamó el pequeño Taehyung, ansioso por seguir jugando.

Taehyung tampoco era facil, solía ser tímido, callado, frágil. Él no actuaba como un felino, es más, nisiquiera parecía un híbrido.
Se dístraía facilmente, dormía mucho, apenas y sonreía.
Parecía nostalgico todo el tiempo.

-Yo tambien- intervino su hermano mayor.

La señora les dedicó una sonrisa, haciendoles saber que podían retirarse.

Y aún así, tras varios minutos, Jimin aún no tacaba su plato.

-Jiminnie... ¿no vas a comer?- preguntó al menor en la mesa.

El cachorro bajó la mirada hacia el plato, y luego hacia sus manitos que jugaban entre ellas y negó con la cabeza.

-¿No tienes hambre? Debes comer para que cuando crezcas seas un león fuerte y grande.

Scent of a hoodie (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora