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-Entonces yo le dije: se escucha borroso- Habló TaeMin riendo escandalosamente.

Hoseok rió casi forzosamente, todo entre el alfa y él era demasiado incómodo, y a jimin parecía no importarle, no había dicho ni una palabra por más de quince minutos.

Hoseok había llegado horas antes de la celebración del cumpleaños de su mejor amigo.
Y aunque parecía feliz de tenerlo ahí, simplemente no podía decir nada.

Los jóvenes se encontraban en el pequeño patio que había en la casa del menor.

Tratando de salir de la incomoda charla Hoseok se puso de pie.

-Iré por un refresco.

Namjoon observaba a la pareja desde el balcón del segundo piso, sin que ellos lo notaran.

Jimin no había estado muy bien los últimos días, era como si estuviera todo el tiempo cabizbajo y pensativo, sin embargo hubo un pequeño momento, en el que revisó su celular cuando este sonó, en el cual se le formó una sonrisa.

-¿Quién es ese pelimenta?- preguntó Taemin viendo su celular.

Jimin se tensó y lo apagó rápidamente.

-A-ah... T-t ves genial hoy- habló rápidamente.

Cuando Taemin iba a decir algo, Jimin se abalanzó sobre sus labios, beso que fue correspondido.

Namjoon observó a Jimin besar al alfa y suspiró, él le había comprado flores para arreglarlo todo, pero al parecer ya había tomado su decisión.

-Namjoon... Yo sé que no suena bien, pero déjalo- hablo una voz sorprendiendolo.
Era el pelirrojo, quien se encontraba parado a su lado- está feliz con Taemin.

Namjoon sacó un sobre de pastillas de su bolsillo la masticó una de ellas, Hoseok las reconoció de inmediato, eran supresores.

-¿Tienes de las azules?- preguntó fastidiado.

-¿Pará qué las necesitas? Estás en celo, pueden hacerte daño.

-Si no estoy con Jimin esta noche, estaré con cualquier otro- Hoseok negó con la cabeza- te pagaré el triple.

Hoseok no tenía necesidad de dinero, su manada era adinerada y no le faltaba nada... Sin embargo, su padre se había esmerado en que fuera un alfa ejemplar.

-No quiero tu dinero, Kim.

Cosa que simplemente Hoseok odiaba, odiaba tener que estar todo el tiempo vijilado y obedeciendo reglas.
Así que el vender drogas era su "pequeña" dosis de rebeldía secreta.

-Por favor, las necesito, solo quiero sentir algo, al menos esta noche, antes de volver a Jeju el lunes.

Hoseok lo observó, se veía miserable, pero no era por JiMin...

Cuando entró en la habitación se dió cuenta de que el azabache revisaba su celular una y otra, ¿tendría que ver con ello?

-Ten- dijo sacando de sus bolsillos unas diez pastillas que se encontraban en una bolsa transparente.

Quería preguntarle que ocurría y ver que podía hacer para darle esperanza, pero golpeó a su Jiminnie, y eso no se lo perdonaría nunca.

-

El azabache había festejado tal y como se debía, ya estaba bastante alocado bajo el efecto del alcohol, y aunque Taehyung y él no se hablaban por el momento, el rubio, quien volvía de su auto a su mesa, igual se preocupó.

-Hyung, Deberías volver a casa- hablo tomándolo de la muñeca- la convinación de supresores con un exceso de alcohol nunca es buena.

-Alien, no te preocupes- habló Namjoon despreocupado.

Scent of a hoodie (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora