26.

175 29 1
                                        

Seokjin observó la oscura calle en la que se encontraba, estaba totalmente acostumbrado a eso, no es como si le diera miedo la oscuridad, además... Tampoco era como si fueran a asaltarlo, esa área de Seúl era bastante segura.

Mientras los pitidos del teléfono sonaban, el pelinegro recordó lo que sucedería al día siguiente...

Era su cumpleaños.

Cumpliría diecisiete... Era uno de los mayores de su curso, y aún faltaba un año más, aparte de ese que estaba acabando.

Nunca había sido el mejor estudiante, pero hacía el esfuerzo.

Los pitidos se detuvieron, y con ellos... Su corazón.

-¿H-hola?

Un escalofrío recorrió su espalda y sintió como si sobre él hubiera caído un balde de agua fría.

-Hy-ung...- susurró.

-Alien, ya te he dicho que tus bromas teléfonicas no hacen gracia- reprochó.

Seokjin sentía su corazón latir aceleradamente, sentía como cada parte de su cuerpo se estremecía con solo escuchar su voz.

No sabía por qué... Pero estaba prácticamente temblando.

Y el zorro en su interior no dejaba de correr de aquí a aya.

-N-no soy-- fue interrumpido.

-Buen intento- dijo un poco molesto- Ya madura, ¿quieres?

Seokjin no supo cómo responder, no supo cómo defenderse, a pesar de que Namjoon tardo unos segundos en colgar.

Los pitidos del teléfono volvieron, y el pelinegro se quedó ahí, apoyo su cabeza en la cabina mientras aún sostenia el teléfono en sus manos.

Suspiró y volvió a respirar profundo.

Estaba a punto de dejar ir el aire cuando reconoció un olor. Pinos.

Es la sudadera

No, no lo es

No es sólo la sudadera.

Pinos, pinos por todos lados.

Sintió un golpe en la cabeza.

Pinos de su alfa.

Otro golpe en la cabeza.

Recuerda, vamos, recuerda.

Apretó los ojos y prácticamente se tambaleó al sentir lo que había dentro de su boca.

¿Colmillos?

¡¿Mis Colmillos están creciendo?!

Sintió otro golpe más y su mente empezó a repetir una y otra vez.

Alfa
Alfa
Alfa

-Te necesito, mi alfa- dijo inconscientemente.

Y ahí fue cuando recordó.

.
.
.

Una increíblemente ruidosa canción hizo prácticamente que volviera, hizo que todo volviera a la normalidad.

Sus Colmillos volvieron a su lugar, la imagen del zorro desaparecio y de repente ya no pudo oler nada, nisiquiera los pinos de la sudadera.

-Mamá...- contestó la llamada.

-Seokjinnie ¿estas cerca? No mentí cuando te dije que era urgente.

El pelinegro sacudió la cabeza tratando de volver a si mismo y recordó lo que se supone debía hacer.

Scent of a hoodie (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora