8; Disfruta el ahora

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Me caí de cara al piso al saltar en un pie tras intentar ponerme la bota y cepillarme el cabello a la vez.

La vida de una ansiosa, el simple hecho de intentar ahorrar tiempo. Pero más que comprobado estaba que el flojo trabaja doble.

Salí cinco minutos más tarde de los que debería pero milagrosamente llegué a tiempo. Incluso antes de llegar pasé a una tienda de Donuts para compartir con mis colegas. Quería llevarme bien con todos o al menos intentarlo. Veré a esta gente casi todos los días de mi vida. En mi antiguo trabajo era alguien excepcional para mis compañeros, era amiga de todos, siempre estaba para ellos; y ellos siempre estaban para mí. Había una química y amistad genial entre todos. Nada de rivalidades, peleas sobre quién conseguiría el artículo principal de la revista... sólo éramos personas trabajando en lo que les apasionaba. 

Me gustaba el ritmo que estaba llevando mi vida. Jamás pensé que en un futuro cercano volvería a sentirme así. Se sentía tan bien volver al mundo después de haber estado encerrada tanto tiempo, sumida en el alcohol y angustia por la decepción amorosa que azotó y llevó consigo mi llegada al mundo real. Porque no todo era color de rosas como aparentaba ser, pero... ¿Sabes qué? La gracia está en que la vida sí puede ser color de rosas, con nubes de algodón. Si bien, cuando estuve muy mal, pensaba que así sería todo por el resto de mi vida. Pero ahí estaba el destino una vez más enseñándome que lo bueno tarda en llegar.
Me dio esperanza saber que para bien o para mal; no todo es para siempre.
¿Te digo algo que desde ese día aprecié de verdad?
Independiente de todo lo que alguna vez me haya pasado, me sentí tan agradecida por mi pasado; presente y futuro.
¿Por?, porque me hicieron la persona que soy ahora.
Llena de virtudes y defectos, en ciertos momentos con más defectos que virtudes, lo tengo claro. Pero así no cambiaría nada, porque por algo me tocó vivir lo que estoy viviendo.
No, no existen las meras casualidades.
Las dificultades y ciertas personas no llegan a tu vida porque sí. Esto no sucedió porque sí... por algo fue.
Tengo certeza de que las verdaderas personas se quedarán conmigo hasta el final, los demás son personajes secundarios que no tendrán mayor relevancia en mi historia.

Apagué el alto y solté un gran suspiro pensando. Perdón, no sé por qué me puse tan sentimental. Apenas son las ocho de la mañana. Con la misma esperanza entré a el edificio para empezar un nuevo día laboral. 

— Hola, buenos días. — Dije entrando a la oficina y mis compañeros de trabajo me saludaron amistosos. Bueno, con excepciones pero qué más da. No puedes caerle bien a todo el mundo, no puedes complacer a todos, y eso está bien. Me fui a mi escritorio y en eso siento una mano en mi espalda. No era Sam y eso por alguna razón me había desilusionado.

— ¡Hola, linda!

— Hola Chelsea. — Respondí no tan animada (o cínica) como ella, simplemente honesta. Su aroma a perfume barato me estaba embriagando por completo. Su presencia me incomodaba y no parecía que fuera a alejarse pronto.

— ¿Qué estás haciendo acá? — Preguntó curiosa.

— ¿Cómo? — Creía que era bastante obvio.

— ¡Esta ya no es tu oficina! — Dio unos pequeños saltos de ¿Felicidad? — ¿No te dijeron? Ahora tienes una oficina propia.

— Oh, eso es genial — sonreí tomando mis pertenencias —. ¿Dónde queda? — Pensé darle una oportunidad a probablemente un plan maquiavélico para ver qué tan lejos podía llegar.

— Yo te llevo, no es muy lejos de acá y está en el mismo piso — Era más al fondo. Está siendo extremadamente amable, obviamente en personaje —. Pronto quitarán las cosas del antiguo colega, ponte cómoda.

— Gracias. — Me pregunto qué estará tramando. Porque si es lo que creo, sólo logrará beneficiarme. No quería retrasarme así que sin más comencé a trabajar. Como ñoña que soy, había adelantado algo en casa. Simplemente a veces no tenía nada mejor que hacer, por lo que ahora el esfuerzo da sus frutos.

Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora