Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]

3; El Atrevido

Me quedé helada al ver al hombre con el que había chocado en la calle hace unos minutos. Su semblante era despreocupado, aún así se veía bastante profesional y serio. Llevé la mirada a mis tacones y cuando volvió a hablar lo miré.

— ¿Tú eres Nina Moore? — Alzó una ceja algo provocativo, o al menos eso sentí. No se esperaba que, con las vueltas de la vida, yo fuera a ser la nueva postulante. ¿O sí? Era un hombre de unos treinta y tantos, bastante guapo y bien arreglado. No podía creer que a él debía impresionar, y vaya que lo hice hace unos segundos, no creo que se le olvide mi nombre y mi malhumor. 

— Sí. Nina Moore. Un gusto, Señor Walker. — Por fin pude hablar aunque sea un par de palabras. Me quería matar de lo tonta que me sentía al estar petrificada. De todas las personas en este universo debía ser justamente él, lo insulté hace cinco minutos, es obvio que no conseguiré el trabajo.

— Si quiere ser parte de la empresa creo que falta algo de formalidad en su atuendo. — Sonrió Burlón. Seguía con ese semblante desafiante y yo quería aniquilarlo. Alcé una ceja con ánimos de no muy buenos amigos —. Bueno, Bueno. No tiene un buen sentido del humor — Resopló anotando lo que acababa de decir en un cuaderno —. Cuéntame, ¿por qué quieres estar en la empresa? — El muy atractivo y detestable me miraba tan concentrado que olvidé mi existencia y ubicación en la faz de la tierra. Arreglé mi falda en un tic nervioso y su mirada inmediatamente se posó en ella.

— Como ya sabrá la editorial en la que yo trabajaba me dio la espalda — Buen comienzo Nina. Cuéntale de tus fracasos, no tus logros y experiencia. Alzó una sola ceja expectante sobre el rumbo de mis palabras —, eso sólo me motivó a seguir trabajando de forma autodidacta y con los grandes y arduos años de experiencia en los que he trabajado en el mundo de la escritura y la moda, puedo asegurar, señor Walker; con humildad, que su empresa necesita a una persona que aporte nuevos o distintos conocimientos de otras grandes editoriales de moda que harán de su revista una edición mucho más completa y novedosa. Sabiendo las tácticas secretas de marketing y publicidad, recordándole a el imperio de la moda que esta es la revista principal. — Sentía que él me miraba sorprendido. Mi corazón saltaba estrujándose en su lugar.

— Impresionante... ¿No vas a tomar el café? — Preguntó bebiendo un sorbo del suyo — Pensé que sería un lindo gesto después de verte derramar el tuyo.

— Pensé que podría hacerlo después de terminar la entrevista. Por cierto; gracias, Señor Walker. También pensé que ignoraría por completo lo ocurrido anteriormente. — Él jugaba con los botones de los puños de su camisa, parecía ser un tic nervioso. Pero quizás sólo yo me distraía con esos detalles. Así como a él le distrajo mi falda.

— Sólo dime Sam. Y pues, cómo olvidar que me tropecé porque una señorita estaba abrochando su zapato en plena vía pública. En especial porque fue hace media hora. Quedé con las rodillas amoratadas. 

— Bueno, usted perfectamente me pudo haber visto, ¿no es eso más preocupante que una mujer abrochando su tacón? — ¿¡Qué hago contradiciendo al señor que podría darme trabajo!? Ah, por cierto. Te lo confirmo; es verdad que los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez. Por ley, eso es cierto, y esta es una prueba.

— No deja de ser más ético que usted se haga a un lado, pero me gusta su seguridad y confianza al intentar defenderse, Señorita Moore. — Si supiera que en estos momentos me está temblando hasta el hígado, pensé. Con sólo sentir su presencia, por alguna extraña razón, los pelos se me ponían de punta. Intentaba parecer interesante ante sus ojos con apenas conocerlo. Debía conseguir ese trabajo a toda costa y no sabía cómo.

— Sólo Dígame Nina. — Me sentía como una niña pequeña, repitiendo lo que dijo hace algunos segundos. Espero no verme tan inmadura; pero es que por alguna razón no puedo no ser sarcástica hablando con él. Y al parecer a Sam le sucede lo mismo.