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— Pedro por favor, necesito explicarte.

— ¿Explicar qué? ¿Que me has puesto el cuerno mientras visitaba a mi familia? — Preguntó frustrado, jamás lo había visto así. No era el Pedro sereno y tierno que vi cada vez, y con justa razón se comportaba de esa forma. Por otro lado León se fue sin decir una palabra — Sé que lo nuestro no era nada formal, pero pensaba que me querías tanto como yo lo hacía.

— Te quiero Pedro, lo hago — musité en sus labios desesperada —. Hay tantas cosas que no sabes y que deberías saber, lo mereces. No sé por dónde empezar.

— Si me quisieras no me harías esto — miró al piso con mucha tristeza, quería matarme por cómo lo estaba haciendo sentir —, tal vez no quiera escuchar tus explicaciones...

— Sé que merezco que no vuelvas a dirigirme la palabra en la vida, pero es que en verdad es algo poco creíble... una muy mala decisión de la que no he podido salir. Todo ha sido mi culpa.

— ¿Entonces qué?, ¿por qué sales con él? — Cerré mis ojos y suspiré. No más mentiras, esta vez, en serio.

— Estuve casi un año sin trabajo y sin salir porque mi novio de seis años me engañaba durante seis meses. Perdí cada rastro de autoestima y estabilidad, caí en el alcohol y depresión. Luego mis amigas insistieron en que debía reanudar mi vida, que tenía un brillante futuro por delante — de tan sólo volver a pensar en eso ya rodaban unas cuantas lágrimas sobre mis mejillas —. Influenciada por ellas decidí que fue suficiente y Brie me consiguió una entrevista de trabajo. Estuve desconectada de las redes sociales y mayoritariamente del mundo, y ahí fue cuando llegaste tú. Para poder trabajar, claramente necesitaría internet, llegaste tan tierno... mentiría si te digo que no me gustaste desde la primera vez que te vi. — Sonreí recordando la escena, Pedro incluso tartamudeaba, eran tiempos mucho más simples que estos, ¿lo peor? no son tiempos tan lejanos.

— ¿Qué tiene que ver esto con que salgas con el otro chico también?

— Al día siguiente conocí a mi jefe, nos ocurrió un pequeño accidente pero la química era innegable, me atraía y yo le atraía a él.

— ¿Él es tu jefe? Todo cobra sentido, por eso tenías tantas reuniones y ese viaje a Santa Barbara. — Me miró decepcionado, su mirada dolía mucho más que cualquier palabra que pudiera decir.

— No... él es León — negué con la cabeza, esto parecía una pesadilla. Debo afrontarlo, esto es lo que consigo por hacer lo que he hecho, el descaro que tuve ahora debo utilizarlo para decir la verdad —. El día de la entrevista aún sin saber el resultado las chicas y yo salimos a celebrar, ahí fue donde lo conocí. Los conocí a todos con muy pocas horas de diferencia y todos ustedes demostraron interés en mí, no sabía con cuál salir. Por lo que pensé que conocerlos inocentemente y tomar una decisión sería una buena idea. Todo cambió cuando vi a mi ex con su novia caminando en la empresa. Pensaba que merecía algo mejor y podía afirmar que dentro de ustedes estaría lo que yo tanto necesitaba y buscaba: oportunidades de ser feliz, de sentirme querida. Ellos se enteraron antes, están esperando que tome una decisión.

— ¿Por qué nunca me lo dijiste? Ya llevamos un tiempo suficiente de conocernos como para que me lo hubieras dicho — sus ojos estaban cristalizados —. Para colmo ellos tienen prioridad.

— Porque tú me gustabas más que los demás y no quería espantarte... no quería perderte.

— Déjame ver si entendí bien, ¿ahora ni siquiera sabes si te gusto más que los demás?

— Estoy tan confundida, tú, Sam y Pedro son personas maravillosas, lo digo de verdad.

— Cosas como estas no se les hace a personas tan maravillosas — resopló con una sonrisa de dolor, muy indiferente —, me molesta esto, pero mucho más me molesta la mentira que he estado viviendo contigo durante estos dos meses.

— No, Pedro. Esto no ha sido una mentira, todo lo que he dicho y hecho contigo lo sentí, de verdad, con el corazón — posé mi mano delicadamente en su pecho y su mirada se fue hacia esta —. Sé que lo que he hecho está mal, que no fue la manera correcta de resolverlo; que siempre debería haber actuado con honestidad. Créeme cuando te digo que todo ha sido real, todo lo que hemos sentido.

— Lo mío también ha sido real, por fin pensé que quizás encontraría alguien que me quisiera como soy. Tú me hacías sentir eso. Por eso me duele, te tenía tan alto, que la caída fue muy baja — caminaba por la casa como si hubiese olvidado la salida, pero no quería salir, intentaba hablar con todas las emociones que estaba sintiendo. No aguantó más y dejó caer muchas lágrimas —. No sé por qué te quiero tanto si sólo nos conocemos hace dos meses — sollozó por fin no desviando la mirada —, también odio pensar en lo que has hecho, que me siento tan traicionado sin que nuestro amor tuviera una etiqueta.

— Entiendo que te sientas de esa forma, es lo más obvio. De verdad lo siento, no importa si no quieres volver a verme, quiero que sepas que de verdad lamento no haber dicho la verdad desde el principio.

— Gracias, lo aprecio. No creo que seas una mala mujer, Nina. Sé que quizás tuviste tus motivos para hacer esto, pero por favor no pienses que porque hiciste lo correcto para ti, sea lo correcto para mí.

— Pedro...

— Aún así no puedo evitar preguntarte, ¿te das cuenta de que te estás comportando como lo que odiaste y sufriste por meses?

— Yo... — no podía decir ni una sola palabra, muy tarde llegué a entender la comparación, muy tarde entendí el daño que pude haberles causado — Pedro...

— Necesito espacio.

Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora