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Una hora antes de despertarme

Sam tenía un desfile de moda muy importante del cual me liberó por mi cumpleaños.

Debía viajar y tuve el presentimiento de que él quería invitarme inicialmente,

pero apoyaba la idea de poder tomar la decisión.

León, como ya había dicho, estaba en una convención de motocicletas. No sé cuántos miles de kilómetros ha manejado hasta el momento ni cuál es su destino.

Por otra parte Pedro viajó por una posible oportunidad de trabajo. ¡Tampoco me dijo dónde era!

¿Cómo iba a saber que todos vendrían al mismo lugar?

Pedro se registró en el hotel sin mayor problema. había tenido la reunión. Pensó que lo había hecho excelente.

Así que decidió dar una vuelta, mañana mismo regresaría a casa para prepararme una cena romántica al llegar de mi viaje.

León después de muchos y largos días, llegó a su destino: Las Vegas. Dejó su motocicleta en un taller para que revisaran cualquier inconveniente producto del extenso recorrido.

Pensó que un poco de diversión con sus amiguetes no le haría nada de mal.

El drama, o quizás la extraña amistad, empezó.

— Tú... — Pedro susurró algo atónito por la extraña situación, encontrarse con nada más y nada menos que León, en una ciudad tan lejana a la de Nueva York.

— Pedro, Pedro, Pedro — Estrechó su mano y él la aceptó no muy seguro — ¿Qué te trae por acá?

— ¿Qué te trae a ti por acá? — Pedro suspiró algo irritado — ¿Viniste a ver a Nina? Eso no sería muy justo de tu parte.

— Tampoco de la tuya. — Alzó una ceja aumentando su enojo.

— Vine a una entrevista de trabajo. — Cruzó sus brazos, se estaban comportando como niños de cinco años.

— Yo vine a una convención de motociclismo. No vine a verla o intentar tener algo de ventaja. — A este punto ambos estaban sentados en un sillón del lobby.

— Y... Pues — masculló Pedro con algo de orgullo — ¿Cómo te fue?

— El trayecto fue muy agotador pero lo he pasado de maravilla. Pasé a unos cuantos restaurantes, y dormí una hora en una gasolinera.

— Espera ¿Has venido desde Nueva York hasta acá en motocicleta?

— Así es. — León sonrió orgulloso.

— Wow, esa sí que debe ser una experiencia. — Pedro alucinaba pensando en qué haría él en su lugar.

— Lo es... — León permaneció en silencio unos segundos — ¿Cómo te fue en la entrevista?

— Quedaron de avisarme dentro de una media hora. Creo que me fue bien, es un cargo importante. Ya no sería el técnico de una empresa de telecomunicaciones. Sería el cerebro de las conexiones y factibilidades de una empresa mucho más prestigiosa de redes a nivel nacional — de sólo pensarlo, sus ojos se iluminaban —. Espera, me están llamando. — Su rostro le causó mucha gracia a León. Estaba muerto de los nervios, o de miedo. Su expresión se tranquilizó cuando empezó a sonreír como nunca antes lo había hecho.

— ¿Y? — León lo miró divertido.

— ¡Conseguí el trabajo! — Saltó emocionado.

— Déjame invitarte una cerveza, buen muchacho — se levantaron del sillón y fueron al bar que estaba no muy lejos del comedor —. Oh, mira. esto se pone mejor. Sam, Pedro. Pedro, Sam.

Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora