9; Primera cita

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Ya casi terminaba mi horario laboral, por suerte fue más tranquilo que el anterior, nadie intentó hacerme una broma de mal gusto, ni corrí el riesgo de coger un gran resfriado.

— Hasta luego, Señor walker. — Escuchaba a las y los trabajadores despedirse. Apagué el ordenador, tomé un montón de papeles y los guardé en una carpeta.
Agarré mi bolso y estaba decidida a llegar a casa lo antes posible, hoy tenia mi primera cita con Pedrito. No sabía qué esperar. Sabía que era muy apuesto y que al parecer se veía como alguien muy agradable. Para qué decir adorable, entiendo por qué a las chicas les gusta tanto para mí. A simple vista era alguien muy atento, educado. En muy poco tiempo sabré si tenemos la química que se necesita.

— Hasta mañana, Sam. — Hice un gesto con la mano, todavía había un par de chicas y me miraron impactadas al llamarlo por su nombre.

— Hasta mañana, Nina — sentí a mi espalda. Caminé hacia la salida pero su voz me detuvo —. Espera, contigo quería hablar. Lo más probable es que un día de estos tengamos otra reunión por lo que debes estar disponible a cualquier hora del día, al menos dentro de estos tres días que vienen.

— Entiendo, nos vemos — Sonreí despidiéndome. Salí y manejé rápido para llegar a casa ya que las chicas me estaban esperando —. No me digan que mire el celular, voy a chocar por su culpa.

— ¿Recuérdame por qué no tenemos llaves de tu casa? — Protestó Brie.

— Ya voy llegando, no sean exageradas. — Llegué y rápidamente me duché, las chicas me ayudaron a elegir qué ponerme y a verme Bonita.

— ¡Te ves preciosa! — Sarah me abrazó.

— Gracias por la ayuda chicas. — Se sentía tan bien tener a alguien en quien confiar. A ellas las he tenido casi toda mi vida, no se qué pasaría si algún día no las tuviera. Siempre me apoyan, incluso cuando ni siquiera las merezco.

— Después nos llamas para contarnos como te fue, picarona. — Luego me abrazó Brie. En eso sonó el timbre, caminé lentamente, nerviosa.

Abrí la puerta y Pedro estaba descansando su brazo en el marco de la puerta con una rosa blanca en la mano. Estaba muy arreglado y me sorprendí al ver lo apuesto que se veía sin su uniforme de telecomunicaciones.

— Wow... — Sonrió nervioso.

— Pedro, Hola. — Besé su mejilla y él aún parecía estar en trance, me observaba de pies a cabeza con una gran sonrisa.

— Te ves hermosa.

— Te ves muy guapo. — Respondí de la misma forma. Fuimos a un restaurante italiano, ya sabes, esas cosas románticas de primeras citas. Reserva de vino, pasta fresca, el paraíso.

Amo la comida italiana, pero perfectamente podría haber sobrevivido con una Big Mac.

En fin, como dije, cursilerías de primeras citas.

Todo es perfecto, te encanta esa persona.

Comienzas a conocerla, piensas que no habrá nadie que te haga sentir como ella y luego va y te cambia por la primera que se te cruza.

Lo siento, yo no hago las reglas.

Bueno, ahora recién vengo a encontrar mi verdadero amor, me costó llegar a mi final feliz, cuento de hadas, mundo idea, como quieras llamarle. No fue fácil llegar hasta aquí. Wow, sí que sufrí. Pero ahora te escribo mis vivencias de máxima lujuria para que te entretengas y te olvides de la pandemia que ahora mismo nos está pateando el culo.

¿Qué?, ¿con cuál me quedé?

Qué sé yo, sigue leyendo.

Ahora, volvamos al pasado.

Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora