Me tomé un día de descanso.
El domingo no vi mi teléfono en todo el día. Necesitaba un momento de desconexión total, no tener idea de lo que pasaba en el mundo y logré hacerlo a la perfección; no hice nada más que comer y dormir.
Mi única compañía fue el televisor que daba las mismas películas una y otra vez, un especial de Madonna o una diva del pop que en estos momentos no recuerdo.
Entenderás que ya pasó bastante tiempo de todo esto. Tampoco tanto, pero esos detalles ya se me olvidan, ni son relevantes para el caos que ocurría en mi vida en ese entonces.
Hoy lunes, con la almohada pegada en el rostro me dirijo al trabajo. Comenzar otra semana infernal. Las cosas que a pasos agigantados se convierten en rutina.
No es que no sea feliz en mi trabajo: blah, blah, blah.
Pregúntame un día que no sea lunes y verás que mi respuesta cambiará.
— Buenos días. — Chelsea saludó igual que siempre. Falsa, desinteresada. Venía con una taza de té y unas cuantas carpetas.
— Qué tienen de buenos — mascullé sin que pudiera escucharme —, ¡hola! — Sí... ni yo me lo creí.
En eso Sam entra a la oficina buscando a alguien con la mirada. Deja de buscar al conectar sus ojos con los míos.
— A ti te estaba buscando... — Exclamó caminando rápidamente hacia mí. Me levanté de mi asiento expectante de saber lo que iba a hacer.
— Sí, buenas — bufé alzando una ceja.
Tomó mi mano y me llevó a su oficina. Al ver que nos estaban observando, soltó mi mano para agarrar mi muñeca con más autoridad. Honestamente no sé cuál es la diferencia, pero eso lo hizo ver más autoritario —. Bueno... ¿me vas a decir qué pasa?
— Hoy necesitamos una modelo para la nueva temporada. La chica que vino el otro día nos canceló a último momento. — Qué cosas, esa era la novia de Michael.
— ¿Y? — Pregunté indiferente, él me miraba nervioso. No conocía a nadie que pudiera hacer el trabajo. ¿Qué se suponía que podía hacer al respecto?
— Necesitamos a una modelo. — Suspiró agobiado. Tiró de su cabello con ambas manos y luego me miró de pies a cabeza.
— Yo no conozco a ninguna modelo. — Dije lo que estaba pensando. Me dio una sonrisa.
— Yo sí.
— Pues llámala. — Me encogí de hombros, ¿hacía esto a propósito? Sólo quería darme celos. Obvio que conoce a muchas modelos, mal que mal, en gran parte está conectado con su rubro, pero era su rostro el que me causaba estos sentimientos de querer ahorcarlo.
— ¿Para qué? La tengo al frente. — Dijo con una gran sonrisa, ahí mis dos neuronitas se juntaron y analizaron la situación. Solté una larga carcajada y él se unió a mi risa.
— ¿Yo? No, no, no. — Negué repetidas veces. Su risa paró en seco y volvió a tener esa expresión de sufrimiento.
— Vamos, eres bellísima. Harías eso por mí, ¿no? — Tomó mis manos y me dio una mirada... esa mirada de la que te vengo hablando todo mi libro. La que te hace temblar, la que te hace débil.
— Hey, me estás chantajeando, no se vale... — ya me estaba besando, me tomó y posicionó en su escritorio. Interrumpo nuestro beso para hablar, pero él seguía besándome entre palabras — si piensas que así vas a lograr que haga lo que quieras — lo interrumpí alzando mi dedo índice contra su pecho —, estás en lo correcto — reí antes de volver a besarlo, de su parte sólo recibí más besos, algunos repartidos en mi cuello, sus manos en mis piernas. Llama a los bomberos, esto está que arde —. Ya... lo haré. — Acepté con la voz entrecortada como si tuviera opción, sabía que él no se detendría hasta conseguirlo, tampoco sabía qué hubiese pasado si no hablaba...
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Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]
Literatura KobiecaLa poca estabilidad emocional de Nina Moore se esfuma tras encontrar a su novio de seis años teniendo relaciones con otra mujer en su propia cama... en el día de su cumpleaños. Con la ayuda de sus mejores amigas y tres guapos hombres que conoce en...