Tres Clavos Sacan Otro Clavo [EN EDICIÓN]

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Intentaron apoyarme, pero no había más remedio que averiguar la verdad. Tenía un par de llamadas perdidas de Pedro y León, sé que podría traerme problemas, pero no más graves que los que ya tengo.

Buscamos en muchas farmacias y supermercados tests de embarazo y justo en ese momento todos estaban agotados.

¿Y ahora qué?

Mañana es mi cumpleaños, lo más probable es que quieran estar conmigo y no sé cómo será eso.

Lo que sé hasta el momento es que Sam tiene una reunión que no puede cancelar. Que lo celebraremos después.

No sé cómo podría mirarlos a la cara en estos momentos. Aquí empezó la necesidad de escapar, aunque sea por un par de días. Necesitaba urgentemente estar sola con mis pensamientos.

— Lo que tú necesitas es alejarte de ellos por un tiempo. Alejarte de todo, relajarte — Brie contestó bebiendo un shot de lo que creo que es vodka. Estaba tan nerviosa como yo —. En lo posible tomar la decisión en el viaje. Ya has tenido suficiente tiempo.

— Sabemos que necesitabas conocerlos, pero ahora sólo estás evitando lo obvio. Lo que tienes que hacer — Sarah se integró a la conversación llevando sus rodillas al pecho —. Apoyo la noción. Creo que necesitas despejarte. La pregunta es dónde.

— ¿El bosque? — Susurré mirando mis zapatos, me los había regalado Sam hace un tiempo — ¿La playa?

— Eso podría ser. — Sarah asintió, Brie se veía algo inquieta.

— Amigas, hermanas del alma. Puede que me haya tomado la atribución, o no, de haber decidido el lugar por ustedes y haber comprado los pasajes.

— ¿¡Qué!? — Sarah y yo gritamos al unísono. Con esta mujer nada es predecible, quizás tengamos pasajes a Tombuctú.

— Nos vamos a Las Vegas en la noche chicas... cinco días. Los suficientes para mantener la cabeza ocupada y tomar una decisión.

— En la ciudad de la lujuria y ludopatía, ¿en serio? — Bufé aniquilándola con la mirada — O sea, ¿además de querer que esté soltera quieres que apueste mi dinero y quede en banca rota?

— Ay no, no tienes por qué apostar. Disfruta de la ciudad. ¿Hace cuánto que no vamos? — Brie nos mostró los pasajes y quizás no sería tan mala idea, o claro que lo era.

— No vamos desde que cumpliste veintiuno, Brie. No creo que hay otra opción, Nina. — Dijo Sarah levantándose —. Compraremos el test apenas aterricemos, tú ahora debes informarles que no estarás para tu cumpleaños y que esperas tener una decisión concreta a la vuelta del viaje. — Así fue. Personalmente me di el tiempo de ir a cada uno de sus hogares y explicarles lo sucedido.

Como si el destino hubiese congeniado conmigo, todos debían hacer cosas importantes por lo que mi decisión les ha sentado de maravilla.

De pensar que esta sería la última vez que estaría en Nueva York, saliendo con ellos me refiero, me causó mucha tristeza.

Pero para qué precipitarse si aún necesito pensar muchas cosas. También averiguar si estoy engendrando un pequeño ser dentro de mí. Nada más ni menos que eso.

Guardé unos conjuntos que las chicas habían elegido por mí en la maleta que cada día encontraba más roñosa. Heridas de batallas, como me gustaba llamarle.

La verdad es que no estaba nada emocionada por viajar, no con lo mucho que debo tantear, Brie insistió en que debía pensarlo, pero no más de lo necesario. Por eso compró pasajes para ir a un lugar con mucha distracción. Espero que esté en lo correcto.

— Será lo primero que haremos al llegar... No te preocupes. — Sarah posó su mano en mi vientre.

Los calmantes comenzaron a hacer efecto y apenas me senté en el avión dormí todo el viaje. Me desperté solamente para comer, con un hambre feroz.

Las chicas me miraban sorprendidas, como si un bicho raro me hubiera picado en el rostro.

Eso no era normal en mí, la mayoría del tiempo estoy inapetente, o no como con esa velocidad.

Quería pensar que comía de esa manera por la ansiedad que estaba sintiendo.

Por favor, que sea por eso.

El calor que hacía en Las Vegas era inhumano, por un momento llegué a extrañar el frío de Nueva York. En su medida, claro.

Nos registramos en el hotel y corrimos a un centro comercial en busca de una farmacia o cualquier lugar donde pueda encontrar tests de embarazo.

En una farmacia de mala muerte compramos uno. Fuimos a la habitación. Volví a tomar un calmante. Mi presión arterial estaba por los cielos, mis tobillos hinchados de tanto caminar y un sudor helado corría por mi espalda.

— ¿Estás lista? — Preguntó Brie. Yo asentí callada. La vibra en la habitación era extrañísima. Habían tantas palabras y diálogos por decir en el aire. Más ninguno salía de nuestras bocas.

— Aquí se sabrá todo — añadió Sarah —. Sea cual sea el resultado, no estás sola. Por favor recuérdalo.

— Lo sé... Bueno. Vuelvo en cinco minutos.

— ¿No necesitas ayuda?, ¿llevas el segundo para confirmar?

— Sí. Gracias. — Sin mayor interacción entré al baño y cerré el pestillo.

Estuve diez minutos abriendo las cajas, leyendo las letras pequeñas. Haciendo cualquier cosa para evitar lo que se venía.

Estuve a punto de realizarlo pero León estaba llamándome.

— ¿Hola?

— ¿Qué tal, esposa? — Me calmé un poco al escuchar su voz tan relajada — ¿Llegaste bien?

— Todo súper. El hotel es maravilloso. Salimos a dar una vuelta y ahora iremos a almorzar. ¿Tú en que andas?

— Paré en el camino por un hot dog. Estaba muerto de hambre, ya casi llego a la convención. — Iba camino a la convención anual de motociclistas más importante de Estados Unidos. Llevaba meses planificando todo. Sí que le apasionaba.

— Me alegro mucho. Me mandas fotos, ¿ya?

— Sabes que lo haré. Espero lo mismo de vuelta.

— Sabes que lo haré  — reí imitando su tono de voz —. Te quiero. Hablamos luego.

— Yo más. Adiós. — Bajando de la nube las chicas me estaban esperando hace ya mucho rato.

Sin más rodeos realicé el primer test e inmediatamente el segundo.

Esos pocos minutos se sintieron como días

Sin expresión alguna salí del baño.

— ¿Y?

••
Estoy comenzando a escribir otro libro que creo que será el mejor que he escrito 😭💗
Cuando lo suba les diré.