Capítulo II Un camino sin retorno

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-Buenas noches señorita –acompañado de un tono dulce- ¿Este es el hogar de la Licenciada Cecilia Campos?

No tenía mayor objeción en responder a su pregunta, pero antes de poder decir algo, continuó

- Disculpe mi falta de modales señorita. Me llamo Robert Bron, trabajo en el tribunal para protección de niños y adolescentes, soy un funcionario público

Tal vez fue por hábito, pero noté que observó el interior de la casa a fondo

-Quedé con la Licda. Campos en reunirnos el día de hoy como a esta hora, aunque creo haber llegado un poco antes.

Inmediatamente caí en cuenta de algo ¿Protección de niños y adolescentes? ¿Qué acaso no es el departamento que vela porque las familias cuiden y traten bien de sus hijos? ¿Qué estaba ocurriendo en ese momento? Una sensación de frío que recorría mi cuerpo. Sabía que no la estábamos pasando bien, pero no pensé que esto pudiera llegar a pasar.

-Bienvenido Sr Robert, no contaba con verlo todavía –Era la voz de mi madre a mis espaldas- Pase adelante, está en su casa. –Con un tono que denotaba falsa alegría.

- Lamento no haber avisado que llegaría un poco antes o si ocasione inconvenientes –Tomando asiento en la sala- perdí la noción del tiempo y creí que era un poco más tarde.

-¿Desea tomar algo? –Agregó sin dar importancia a sus disculpas.

-No se preocupe Licda. No quiero molestar y menos en su casa. –Parecía ser un hombre humilde, de buenas intenciones- Tiene una casa muy acogedora si me lo permite.

-Muchas gracias, y no, no es molestia alguna. Hoy en la reunión lo note un poco ansioso Sr Robert ¿Es por eso que pidió esta reunión en privado?

-Es usted perspicaz Licda. ¿No? –Sonrió- No quiero sonar impertinente, pero... -Se detuvo por un instante- hay una duda que surgió en mí desde el instante que nos conocimos.

Fue poco después de iniciar su conversación que mi madre me pidió "amablemente" que tome lugar en mi habitación para poder continuar con la charla en privado. Por su parte, Thomas ya no estaba en la casa, se marchó apenas entró Robert.

-¿Qué la motivó a usted a inclinarse hacia el ámbito escolar, siendo usted una veterinaria? Es decir ¿Cuál es la correlación entre las dos carreras?

Esperaba por su expresión una respuesta que lo deslumbrará, pero no fue así

-La verdad es que –Sonrió- al terminar mi formación como médico veterinario, no me sentía a gusto con mi elección de carrera, por lo que hice un postgrado de Educación Gerencial y a la vez mi componente docente. Una vez finalizado –Hincando los hombros- busqué entonces un colegio para difundir mis conocimientos, cuyo nombre usted ya conoce bien –Dibujando la sombra de una sonrisa inocente.

-Vaya.... Es poco habitual eso... -No parecía conforme- pero gracias por su honestidad y hablando de ser honestos... me toca a mí –Dio un breve suspiro- lo que tengo que hablar con usted Licda. Trata sobre los dos nuevos estudiantes, quienes han aprobado todo para cursar el 4to año en su colegio.

Aún estaba subiendo las escaleras cuando escuché las últimas palabras de Robert y sin pensarlo mis piernas se quedaron quietas a mitad del camino, fue como si mi mente quisiera saber lo que estaba sucediendo, solo para distraerme un rato antes de caer la noche, por lo que regrese y me quede oculta en el primer escalón de la escalera.

-Verá Licda, sé que las circunstancias en las cuales se están dando estos ingresos son atípicas en su colegio, pero por favor entienda que incomodar es lo que menos se ha pretendido.

Una Luna, Dos Caras 3:1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora