-¿Qué? -Exclamó a la vez que desayunaba- No, no, no, no, ¡no! ¿Sabes lo que significa Emma? Ya de por sí soy el saco de boxeo favorito de Bruno y sus amantes, y ahora tendré que lidiar con otro matón más... y yo que pensé que este sería mi gran año –Con aire de desánimo-
-Thomas, no tienes nada de qué preocuparte, escuché muy bien a mi madre decir "pondré reglas especiales a esos jóvenes" o algo así –Entre risas- además, sabes que nos tienes a Isabella y a mí.
-Sí, eso sí que ayuda a mi imagen, que mis amigas den la cara cuando la cosa se pone fea -Con reproche-
-Pues... si quieres lo dejamos de hacer.
-Te has vuelto loca ¡No!
-En vez de quejarte me pasas una servilleta por favor.
-En serio Emma, si sigues comiendo cereal todo el tiempo, te desaparecerás. –Levantándose de la silla de la cocina-
-Si tan solo tuviera un mejor amigo que supiera hacer desayunos nutritivos para mí.
-¡Ja! Temo que eso no funcionará. Creo que es mejor que continúes con tu delicioso cereal.
- por qué no me sorprende eso viniendo de ti mi querido amigo –Lo pronuncié de forma lenta para denotar ironía-
-¿Sabes qué? Creo que me iré a hablar con Ana, ella y yo si tenemos una conexión de verdad.
-Solo te diré que hoy estaba usando cuchillos para comer. Tenlo en cuenta por si te desea recibir con cariño extra.
-De momento, mejor me quedo contigo Emma. –Retomando su lugar en la silla-
-Thomas quiero decirte algo –La seriedad se apoderó de mi rostro- sabes, ayer mientras intentaba dormir, no dejaba de pensar en una cosa.
-¿Cómo crees que sean? –Continúe- Esos hermanos adoptivos... Crees que sean personas buenas o de verdad piensas que son ¿raros o malos?
- La verdad... no lo he pensado aún, tal vez no sean ninguno de las dos, ni buenos, ni malos, ni extraterrestres, pero tampoco creo que compartan la misma forma de ver el mundo, es decir, ese funcionario que habló con tu mamá creo que eludió varias cosas, por ejemplo ¿por qué se han cambiado tanto de colegios? eso te hace pensar...
Quería argumentar algo al respecto, pero antes de poder hacerlo, se escuchó una voz.
-Emma –Era la voz de mi madre desde el cuarto de estudio- puedes acercarte un momento.
Thomas, aun cuando no fue mencionado, se acercó conmigo, por lo general él tomaba esas atribuciones en mi casa, y por lo mismo mi madre ya sabía cómo correrlo sin ofender.
Entramos al cuarto y encontramos varios libros sobre el escritorio de pino, por los espacios vacíos en la repisa de al lado, supuse que de allí habían sido tomados.
-Thomas, había olvidado que seguías aquí. Quédate por favor, la información que tengo que proporcionar será para ambos.
Nos vimos a los ojos por un segundo y tomamos asiento. Mi madre se veía un poco alterada.
-Lo que quiero hablar con ustedes es algo muy importante –Enfatizó- y pido que ustedes dos sean muy reservados con esto, lo agradecería.
La sonrisa de Thomas se tornó ahora en una nerviosa, por lo general evitaba las conversaciones que pudieran estar subidas de tono.
-Este nuevo año escolar, específicamente el año que ustedes van a cursar –Al instante creí saber el motivo de la charla- van a contar con dos nuevos compañeros.
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Una Luna, Dos Caras 3:1
Teen FictionEmma una joven Marabina que actualmente enfrenta una dinámica familiar fracturada. Con el pasar de los días en aislamiento, aprenderá que la muerte de su padre no es el final, puesto que con su partida del mundo de los vivos, varios de...