Pasé toda la tarde reflexionando sobre la combinación que iba a usar, quería ir con algo que no fuera extravagante, pero tampoco monótono, que pudiera reflejar como soy en realidad.
Tomó más tiempo del pensado decidir que usaría, pero lo había logrado, un short de jean azul oscuro, con una camiseta suelta de color blanco, esta tenia estrellas transparentes y regadas que la adornaban, excepto en sus mangas, las cuales eran cortas, el último toque eran mis convers negras. En vez de ropa interior, llevaría un traje de baño de dos piezas color blanco, ya que las fiestas eran legendarias por la cantidad de personas que han tirado a la piscina y era mejor prevenir que lamentar.
Le envié varias fotos a Alejandra de la vestimenta que usaría y le explique la razón del traje del baño, no tuvo problemas con eso.
Cayó la noche y con ella me preparé para ir hasta la casa de Thomas, no quise secar mi cabello por el tema de la piscina, así que lo dejé ondulado o lo que parecía serlo, hice una semi-cola de caballo y después bajé. Me despedí de Ana y mi madre. Caminé el corto trayecto.
- Te ves genial Emma.
-Gracias Thomas –Desearía poder decir lo mismo- y tú por que llevas puesto una camisa de vestir con un jean roto en las rodillas, y tengo miedo de preguntar por los zapatos mocasines que llevas puesto.
-¿Crees que es mucho? –Inseguro.
-Estoy segura que es demasiado para esta sociedad.
-Buenas noches Emma, que gusto verte por aquí ¡Hace mucho tiempo que no te veía! –Abrazándome.
-Buenas noches señora Marisol. También me da mucho gusto verla. –Balbuceé atrapada en sus brazos.
-¡Te ves encantadora Emma! Tú podrías ayudar a Thomas a que se vea encantador también. Ya le dije que esos zapatos están muy fuera de lugar, pero ya sabes cómo es él.
-Gracias madre, eso sí que reconforta mi autoestima.
-No pasa nada señora Marisol –Declaré- Yo me encargo de esto –Señalando los zapatos- de esto también –Señalé su jean- y por supuesto también de eso –Señalé su camisa- pero no creo que pueda hacer nada con esto –Señalando su rostro-
- Eso es mi culpa –Admitió- no lo debí dejarlo caer de la cuna cuando era tan pequeño.
Las risas abundaban en aquella acogedora sala de color verde mostacho.
-¿Podemos subir ya Emma? –Suplicó.
Al entrar a su cuarto casi no teníamos piso para caminar, estaba repleto de todo tipo de ropa. Pantalones de vestir, franelas, medias de todos los colores, camisas de los estilos más raros, como una de amarillo con franjas moradas.
-¿En serio crees que me veo tan mal? –Bajando la voz.
-No es eso Thomas, es que la ropa que elegiste no va muy de la mano con la temática fiestera, ¿Si me explico?
- ¿Y qué debería ponerme? –Derrotado.
-Qué tal si usas esta bermuda azul marino con esta chemise blanca con franjas azuladas, es de material permeable, muy útil en una piscina y además es cómoda ¿Te agrada?
-No se ve nada mal. –Se le veía más calmado-
- Y usarás estas gomas negras –Las levanté de la esquina en donde estaban- ¿tendrás un reloj negro? Sería el toque perfecto.
-Tengo un reloj, pero ¿Crees que sea ideal ir de solo dos colores?
-Thomas, ¿Quién es la persona con buenos gustos en vestimenta?
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Una Luna, Dos Caras 3:1
Teen FictionEmma una joven Marabina que actualmente enfrenta una dinámica familiar fracturada. Con el pasar de los días en aislamiento, aprenderá que la muerte de su padre no es el final, puesto que con su partida del mundo de los vivos, varios de...