Capítulo IX El Roble y la Cuerda

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En el desayuno contaba con una extraña sensación de alegría en mi interior, que ni mi madre podría quitarme, Ana parecía haberse percatado de la misma y se acercó a mí con su plato de comida en las manos.

-¿Cómo te fue? -Guiñando el ojo.

-¿Qué? -No entendí lo que quería decir.

-¿Qué cómo te fue anoche? -Lo dijo tan fuerte que pensé que mi madre escucharía.

-¿Terminemos de desayunar y hablamos en la sala si?

Era el momento menos propicio para hablar del tema estando mi madre tan cerca. Al limpiar la cocina ella subió a su habitación sin decir mayor cosa. En ese instante se abrió la puerta de la casa, salí corriendo sin saber ¿por qué?

-Vaya -Sorprendido- es la primera vez que te levantas para recibirme, debes estar de muy buen humor hoy ¿No?

-Hola Thomas -Con desánimo.

Por un extraño y peculiar momento pensé que mágicamente sería otra persona la que abriría la puerta

-Sí -Riendo- hoy amaneció más feliz de lo normal ¿Verdad Thomas?-Guiñó el ojo de nuevo.

-¿Me perdí de algo? -Con incredulidad.

-Ni te imaginas -Ana reía como si supiera el secreto de mi felicidad.

-Solo pasa y te cuento en la sala Thomas. -Lo halé por el brazo.

Aun cuando eran Thomas y Ana, tuve la impresión que sería de mal gusto contar todos los hechos del día de ayer, así que solo me concentré en que fuimos a dar una vuelta y hablamos del colegio.

-¿En serio Emma? -Fascinado- Jamás te creí capaz de escaparte para ir a una cita con el sujeto que tu madre odia.

-No era una cita -Aclaré- Y ya te dije que solo salimos para hablar.

-Creo que más bien para él no fue una cita, porque para ti parece que significó mucho hermanita.

-¿Tú que vas a saber de esas cosas Ana? -Repliqué.

-Bueno... yo también tenía que contarte algo sobre Petter, pero si yo no sé nada, ¡Está bien!

-¿Sabes algo de Petter? -Solté al instante.

-Más que saber -Disfrutaba el suspenso- él me ha preguntado una o dos cosas sobre ti, y quizás yo dije la verdad o... -Riendo- puede ser que haya distorsionado un poco las cosas.

-Ana ¿Qué le dijiste? y ¿Qué fue lo que te preguntó? -Inquietada.

-Está bien, está bien. En realidad solo me preguntó que cómo me la llevo contigo y esas cosas. Nada del otro mundo creo.

-Quién lo diría, Emma rompiendo todas las reglas y escapándose -Lo dramatizó con sus manos y gestos.

-Thomas no digas esas cosas porque haces que sienta que hice algo malo, cuando no es así y Petter en realidad es mucho más tierno y amable de lo que muchos podrían llegar a imaginar -Enfaticé- tú también deberías ser amigo de él y aprender varias cosas.

-Te gusta, sí que te gusta, te gusta nuestro vecino -Cantando-

-No confundas las cosas Ana y por favor para ya de cantar eso.

Sin embargo al escuchar esas frases no pude evitar hacer una pregunta en mi interior ¿De verdad sentía algo por Petter?

-Yo creo que sí -Canturreo.

-Emma -La voz de mi madre voz se escuchó desde el piso de arriba- Iré al supermercado. ¿Deseas acompañarme?

Sin pensarlo Ana subió en dos saltos las escaleras y con las mismas bajo ya lista para salir.

Una Luna, Dos Caras 3:1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora