-¿Cómo sigue?
Preguntaba mi madre al tiempo que usaba la toalla para secarme, todavía temblaba del frío.
-¿Te refieres a Alejandra? Yo diría que mejor, pero ¿Qué te hizo pensar que le pasaba algo?
-Puede ser el hecho de haberte rechazado para traerla hasta la casa y prefiriera llegar caminando –Inquirió- Solo fue una suposición.
-Se podría decir que sí, pero todo está mejor –No pretendía dejar espacio para la duda.
-Será mejor que te des una ducha o te vas a resfriar, y eso es lo que menos necesitamos ahora.
En menos de lo que pensaba la noche nos arropaba con su oscuridad. Di varios pasos hasta llegar al balcón, no sabía exactamente para qué, pero al llegar a la baranda subí la mirada para ver el cielo, estaba oscuro pero lo iluminaban pequeños puntos blancos brillantes, era uno de mis paisajes favoritos y lo podía disfrutar desde mi habitación.
Me encaminé para la cocina o eso era lo que tenía en mente, pero escuché la voz de mi madre llamándome desde su habitación así que me acerqué y entré.
-Quiero que estés en conocimiento que hablé recientemente con Jhonny y le expliqué lo sucedido.
-Él –continuó- hablará con sus hijos para que tomen medidas al respecto –Con voz ahogada- también fue muy amable al expresar que manejara la situación bajo perfil.
-¿No se alteró? -Necesitaba tener los detalles.
-Te sorprenderá saber que se preocupó por mi salud emocional –Exclamó irónicamente.
-Es un gran hombre, debimos suponer que lo haría –Agregué.
Intentó sonreír, pero se vio obstruida por un gesto de agonía.
-Querida Emma -Suspiró- me siento realmente complacida por el hecho de no ver a las personas del mismo modo... Te estás convirtiendo en una gran mujer, incluso mejor de lo que yo puedo ser
-No digas eso –Extrañada- soy lo que soy por ti y papá.
-Quizás más por tu papá. –Entristecida-
-¿A qué se debe todo esto? –Algo sucedía-
Me miró solo por unos segundos, sacó un pergamino de una gaveta en su mesa de noche, lo estiró y lo observó detenidamente para después volverlo a enrollar.
-Desde que esa familia llegó les he hecho gran daño, a su imagen, a su reputación, incluso a sus dos increíbles hijos –Confesó con arrepentimiento.
-Estoy segura que ellos lo saben –Continuó- siempre dejé rastros de mi firma para que se evidenciaran el desagrado que sentía por ellos.
No hallaba palabras para aliviar su pena.
-Sin embargo, ellos nunca han sentido la necesidad de –Miró al suelo y posteriormente a mí- ¿Vengarse? O devolverme todo el daño que les he hecho.
-Ellos no son de guardar rencor, ya han sufrido demasiado como para guardarse sin necesidad ese tipo de emociones.
Pero mis palabras eran eludidas, era como si sus oídos estuvieran sellados. Entonces tuve una idea que podría surtir frutos.
-Petter tuvo como primera opción de carrera veterinaria, igual que tú, es increíble ¿No?
Efectivamente las palabras fueron escuchadas, pero su rostro solo denotaba perplejidad.
-Definitivamente será mejor que yo –Sonrió- tiene algo que yo nunca pude tener.
-¿A qué te refieres? –Intrigada.
ESTÁS LEYENDO
Una Luna, Dos Caras 3:1
Teen FictionEmma una joven Marabina que actualmente enfrenta una dinámica familiar fracturada. Con el pasar de los días en aislamiento, aprenderá que la muerte de su padre no es el final, puesto que con su partida del mundo de los vivos, varios de...