-Hola –Con nervios- no quería dar la impresión de que espiaba, no sabía si debía molestarlos o no.
-No molestas –Contestó con serenidad- ¿Verdad Ana?
-Solo un poco – Sonriendo.
Nos reímos los tres por un breve instante
-Petter me ayudó a darle un último mensaje a papá Emma. Lo escribí en esta carta, todo lo que quería decirle y no pude antes de que... Bueno pasara eso –Agachando la mirada- Ahora lo vamos a quemar ¡Petter me ayudará con eso! Así las cenizas llegarán al cielo donde está él y podrá tener mi carta. –No disimulaba su entusiasmo.
-Me parece increíble Ana –Quedé conmovida.
Petter tomó la carta y la quemó con un yesquero que sacó de su bolsillo. Prendió en fuego una esquina y la dejó quemarse sobre un plato que estaba en el suelo.
-¿Cómo te sientes ahora Ana? –Inquirió Petter mientras veíamos las cenizas esparcirse por el viento.
Ana solo se limitó a abrazarlo como nunca antes la había visto abrazar, de verdad estaba agradecida con él. Quería darle las gracias a Petter, pero en ese momento se escuchó una voz en la casa.
-¡Chicas ya estoy en casa!
¡Oh no! Olvidé que mi madre existía y ya estaba en la casa. Si viese a Petter sería el fin para todos los presentes.
-Petter tienes que irte ya –Susurre.
-¿Qué? –No entendió.
-¡Ya! –Exclamé- debemos sacarte de la casa sin que te vea mi madre o créeme que arderá algo más que esa carta.
-¿Por dónde? La única salida es la entrada de tu casa y debemos pasar por la sala –Ana se divertía con la situación.
-Ana debes hacer nuestra madre entre a la cocina y distraerla ahí hasta que saque a Petter ¿Podrías? –Expresé entre nervios.
-Si señor –Realizó un saludo militar.
Escondí a Petter en el patio. Ana entró y arrastró a mi madre por un brazo a la cocina, solo se escuchaba la palabra "hambre" mientras la empujaba.
-Vamos ahora Petter, pero con cuidado, mi madre no te puede ver.
Entramos de puntillas en la casa, intentando hacer el menor ruido posible, todo estaba saliendo bien, ya íbamos a mitad de la sala, cuando se escuchó desde la cocina "Déjame buscar mi cartera" mi mente se llenó de adrenalina, no daría tiempo de sacar a Petter. Lo agarré y lo empujé por las escaleras, por suerte entendió y subió rápidamente.
-Hola Madre –Recuperando la respiración.
-Hola Emma ¿A qué se debe que no han almorzado todavía? Ana no para de decir que tiene hambre y además aún no se ha bañado.
-Lo siento, lo he olvidado, de verdad lo lamento.
-Está bien –Extrañada de mis palabras- pero por favor prepárale algo de comer, yo estoy muy cansada y me iré a acostar.
-¿Te vas a acostar madre? –Grité- Es decir ¿Vas a subir a tu habitación?
Hablaba en un tono alto de manera que Petter escuchara.
-Sí. Eso acabo de decir –Usando sus manos para expresar su ironía.
-¿Sabes? Siempre me he preguntado porque tu cuarto está a la izquierda del pasillo junto al de Daniel y el mío está al fondo a la derecha. –Cruzaba los dedos para que entendiera la indirecta.
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Una Luna, Dos Caras 3:1
Teen FictionEmma una joven Marabina que actualmente enfrenta una dinámica familiar fracturada. Con el pasar de los días en aislamiento, aprenderá que la muerte de su padre no es el final, puesto que con su partida del mundo de los vivos, varios de...