Capítulo XXIV PARTE II- Emma Campos

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Me inquietó un poco dejar a mi hermana al cuidado de otras personas, pero sabía que Petter estaría con ella, era eso lo que me repetía para no darme la vuelta y buscarla.

-Aquí es chicas, este es el sitio donde compraremos todo lo que necesitamos para la fiesta. –Indicó Isa como si fuera un logro.

Era un local tan grande que podríamos perdernos fácilmente. En las vitrinas posaban varios maniquíes con ropa muy elegante, tuve la leve sospecha de que quizás no podría pagar la ropa que vendían.

Pude darme cuenta de que la tienda estaba dividida por áreas, Blusas y Jean, Pantalones, Tacones y sandalias, accesorios, sombreros, perfumes, cremas y maquillajes, suéteres, vestidos y hasta un área de ropa íntima que podría causarle pensamientos fatalistas a mi madre.

-Buenas tardes chicas. Bienvenidas a Geneca-TodoyMás sus bolsos y carteras serán revisados al salir.

-Es solo por seguridad. ¡Vamos a la parte de vestidos!

Para Isa este sitio era su segundo hogar, pero Ale y yo nos mirábamos a cada instante con la misma expresión de asombro cada vez que pasábamos un estante, las áreas daban la impresión de estar separadas por los percheros, dimos varias pausas antes de llegar a los vestidos. Isabella se trazó como meta personal conseguir un vestido con el que Alejandra se sintiera una modelo, o eso presumo entender.

-¿Qué vestido será el más indicado para la fiesta? Después de todo será en el gimnasio, no creo que deba ser algo muy formal –Insegura.

-Alejandra –La sujetó por los hombros- no importa el sitio, no importa el lugar, no importa la hora o la gente, una siempre debe brillar –Isa le regalo una radiante sonrisa.

-Además –continuó- no pueden repetir esto que les diré a nadie –se acercó como si alguien nos espiara- me hicieron saber hoy que el curso de 5to año se va a esmerar con la decoración, en resumidas palaras, la noche será fantástica, por lo que nosotras no podemos quedarnos atrás –Dando un giro dramático.

En Alejandra ya no existía rastro de nervios o inseguridad, su sonrisa delataba que estaba tan entusiasmada como Isa.

Luego de probar varios vestidos, cada una tenía una elección lista. Me mostré apática con el tema de las compras, pero al tenerlo en mis manos, junto a todos los accesorios, me invadió algo de euforia como a ellas, pero lo disimulaba mejor.

-¡Esperen! –Nos detuvo Isa camino a la caja- se me acaba de ocurrir una grandiosa idea.

Su expresión me hizo saber que no podía ser nada bueno...

-Todavía nos falta un accesorio más para llevar.

Extendió su mano para señalar el área que faltaba, y en ese instante un dolor de estómago vino a mí.

-Definitivamente no. Yo paso –Los nervios me ganaban.

-Vamos Emma solo es algo de ropa interior de encaje, no me digas que nunca las has usado.

-Yo no –Respondió Alejandra sin pensar.

-Eso es terrible Ale, pero te doy puntos porque tienes el valor para decirlo ¿Y tú Emma? –Su mirada delataba lo que pensaba.

-No, lo siento. Yo paso. –Intenté sonar rotunda.

-Emma anímate, si tú lo haces yo lo hago –Ale halaba de mi brazo.

-Solo... -Suspiré- la voy a probar. Es todo. Pero no voy a pagar por eso.

-Amiga vamos es solo ropa interior, no es que estés perdiendo tu virginidad –Resalto Isa.

Una Luna, Dos Caras 3:1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora