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No era la primera vez de que Jisoo se sentía tan nerviosa por una cita; está vez sería el primer paso en la que harían oficial su relación.

Ambas estaban felices por estar junta, a pesar de que Jisoo sabía de qué su padre le había advertido de que termine la relación no le importó. Ella quería ser feliz a pesar de todo, quería disfrutar de eso y muy bien sabía de qué algún día debía enfrentar a todos y contarles la verdad. Pero por el momento quería pasar por alto todo aquello.

Era el primer día en la que se había alistado tan rápido para salir, en su casa no había nadie como de costumbre, estaba ella nada más.

Sus manos le sudaban por sus nervios, y era temprano. A cada momento miraba la hora en su celular, quedó esperando hasta que la hora llegase para irse.

Alistó el pequeño regalo que le había comprado a Rosé, no era muy valioso pero sabía que le iba a gustar y a traer suerte, la castaña creía en todas esas pequeñas cosas.

Lo guardo en su bolso y se puso un poco de brillo labial en sus finos labios para estar diferente, se puso perfume y quedó parada frente al espejo de su baño.

-Hola Rosie, estás hermosa como la noche de hoy. No no, eso queda horrible que le diga -hablaba sola y sacudía sus manos y cabeza -hola amor, te traje este regalo para ti. No no, no puedo hablar así tan cursi. Lo vi y pensé en ti.

Dejo de hablar cuando escucho su teléfono sonar. Era la hora de irse al lugar.

No iría caminando sola, esa noche la alcanzó Hyunjin su custodio más viejo. Ella para no sentirse tan incómoda le pidió que no la vigilarán de cerca, a lo que su custodio acepto estar a media cuadra de vigilancia.

Eligió una mesa cerca de la ventana, estar sentada al lado de la ventana era algo favorito, porque así podía ver la vida en movimiento.

No pasaron más de quince minutos y ya se le había acercado un mozo para pedir su orden pero solicitó esperar hasta que su cita llegué.

Los minutos pasaban, Rosie no llegaba y eso la estaba desesperando a la castaña y no quería pensar de que algo malo le hubiera sucedido, llamo varias veces a su celular y caía una y otra vez a su casilla de mensajes. De todo lo que había esperado a Rosé, rechazo al mozo para que le tomará su pedido.

Miraba la calle donde pasaba la gente, sonriendo, hablando por teléfono.

El local estaba lleno de gente.

Su corazón salto de emoción cuando vió cruzar a una mujer igual a Rosé y se levantó de la silla con una sonrisa esperando por ella, aquella puerta grande se abrió hacia adentro y el corazón de ella palpitaba tan fuerte que sentía que en algún momento iba a reventar por dentro. Pero al notar de que no era Rosé se sintió triste y se sentó de nuevo. Los presentes la miraron por unos segundos y luego volvieron a lo suyo.

Agarró el celular y marco de nuevo a Rosé pero no daba señales de nada, comenzó a desesperarse otra vez. Se cansó de esperarla en el lugar. Los minutos pasaban y de a poco el lugar se iba quedando sin gente.

-¡Disculpe señorita, pero el local está por cerrar! -dijo el muchacho.

-¿No puedo esperar cinco minutos más? -preguntó, en su voz notaba su decepción.

-Lo lamentó señorita, pero debo cumplir con la orden -respondió.

La castaña se levantó y tomo su abrigo. Se sintió como una estúpida delante de toda la gente. Comenzó a caminar hasta la salida pero antes de irse se giró para hablar con el joven.

-Antes de irme, quiero darle esto -dijo y saco de su bolso el regalo que le iba a dar a Rosé esa misma noche -¿Usted tiene novia?

Él la miró.

Stay [Chaesoo] Finalizada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora