~2~

196 23 0
                                    

Terminé de colocarme el uniforme que nos habían asignado, era color blanco con líneas doradas, el pantalón era bastante cómodo aunque fuera ajustado, la camisa era blanca, y la chaqueta era blanca con dorado, y tenía mi nombre en la parte izquierda y abajo decía que pertenecíamos a la sección de ángeles de luz.

—Se nos hace tarde, muévelo.— Escuché a Deva quién se colocaba su chaqueta rápidamente y en un movimiento rápido acomodó su cabello en una coleta alta.—¿Qué esperas? ¿Una reverencia o algo? ¡Maldición Samay mueve tú culo blanco ahora!

—¡Ya voy!— Exclamé rodando los ojos y saliendo detrás de ella.

Íbamos a la parte práctica, dónde nos enseñarían a combatir sin usar nuestros poderes ni las alas, sólo enseñarnos a pelear con nuestras manos sin ningún tipo de magia.

El colegio por dentro era increíblemente enorme y de verdad me sentía totalmente fascinada por su estructura en el interior y lo elegante que era, aunque eran demasiados estrictos a lo que Deva se sentía aburrida con eso, y ya llevábamos dos días aquí, no quiero imaginarme lo loca que se pondrá con el tiempo.

—Haniel nos espera en la entrada del campo de prácticas.— Dijo Deva pasando sus dedos por sus cejas peinándolas.—¿Me veo bien?

Se detuvo un momento mirándome con atención y yo rodeé los ojos fastidiada, me lo había preguntado cinco veces.

—Te dije que sí, maniática.— Dije bajando las escaleras y ella se deslizó por la baranda de madera de las escaleras.—¿A quién quieres impresionar? Estás demasiado mística con tú apariencia.

—A nadie.— Dijo llegando a la planta baja y dando un pequeño salto y se colocó a mi lado mientras salíamos del colegio y dirigiéndonos a los campos de prácticas.

—Sí claro.

—Samy, sabes como soy.— Dijo haciendo un vaivén con sus manos de manera despreocupada y yo la miré de refilón.

Vimos a Haniel esperándonos en la entrada del campo, y extendió su mano saludándonos.

—Tú misma lo has dicho, sé como eres, y sé perfectamente que tú manía de mantenerte totalmente arreglada es por alguien.— Dije viéndola elevando mis cejas de manera pícara.— Específicamente un ángel de la oscuridad.

—¡Cállate!— Colocó sus manos en mi boca y yo las aparté con risa.

—¡Novias!— Gritó emocionado Haniel extendiendo sus brazos para recibirnos.

—¡Novio!— Dijimos al unísono y lo abrazamos con emoción.

Haniel nos abrazó fuertemente y nos alzó por los aires dándonos un giro y nos reímos, porque Haniel era increíblemente alto y su fuerza era magnífica.

—¿Listas para combatir el mal?— Preguntó una vez que nos soltó.

—Listas para patear culos.— Dijo Deva dando unos pequeños saltos y comenzamos a caminar hasta donde el entrenador y varios de nuestra sección estaban ahí.

—Sin poder.— Dijo Haniel viendo a Deva con advertencia.

—¿Qué? Yo sigo las reglas.— Dijo Deva mirando al frente con firmeza.

—Reglas que nunca cumples, querida.— Dije una vez que llegamos donde estaba el entrenador.

—A eso me refiero.— Dijo Haniel asintiendo.

Habían cinco personas más, dos chicas y tres chicos con el mismo uniforme que teníamos nosotros y escuchaban con atención lo que el entrenador decía.

ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora