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El amor nunca fue suficiente.

No podía entender nada, no podía ni siquiera respirar con calma, o simplemente mantener mi vista clara, no podía descifrar lo que realmente mi pecho sentía.

Sólo sé que todo esto es un maldito caos, y yo me estoy desmoronando junto a todo.

Hades me veía con una seriedad inquebrantable, me miraba con aquellos ojos oscuros totalmente frío, y Circe estaba a un metro de mí con su respiración agitada, sus ojos azules claros estaban brillosos como si estuviera a punto de romperse en un llanto, y yo simplemente estaba estática sin poder moverme.

El tiempo seguía detenido por Circe, ella parecía no querer volverlo a poner en órbita, y sólo se enfocaba en su padre Hades, el ángel de la muerte.

—¿Es ahora dónde me asesinas?—Le pregunté a Hades una vez que alcé mi mirada para verlo.—¿Otra vez?

Él frunció el ceño y luego suspiró, justo cuando abrió su boca para responder Circe volvió a colocar el tiempo en marcha, haciendo que él se callara por completo y una gran bola de fuego impactara contra su pecho.

—¡Samay!—Escuché el grito de Deva detrás de mí.

Me giré rápidamente para verla y ella tenía sus alas extendidas mientras estaba en los aires batallando contra dos demonios junto a Haniel. Él apenas vió como uno de los demonios iba a clavar sus garras en su cuello, rápidamente lo tomó del cuello haciendo que su cabeza se separara de su cuerpo de una manera brutal ocasionándole la muerte de inmediato, y el otro demonio voló hasta Haniel, pero Deva lanzó su cuerda brillante y la enredó en su cuello haciendo que su cuerpo fuera hacía atrás y ella lo ahorcó con fuerza con su cuerda dejándolo sin aire.

Ellos se veían tan bien luchando juntos.

¡Samay, ha llegado el día!—Exclamó Deva desesperada una vez que aterrizó delante de mí y luego Haniel.

—Deva, quiero decirte tantas cosas ahora, pero no hay tiempo.—Le dije viéndola a los ojos y ella frunció su ceño.—Necesito que se cuiden entre ustedes, por favor háganlo.—Miré a Haniel rápidamente y él caminó hasta a mí tomando mis manos.

—¿De qué estás hablando, Samay? No pienso dejarte sola.—Me dijo viéndome fijamente a los ojos, y su mirada era preocupada y confusa.

—No se imaginan lo que soy, prometo decirles todo, pero por favor manténganse a salvos.—Les pedí.

—Samay, ¿Qué carajos?—Deva se mostraba confusa, y se acercó más a nosotros.

No dije nada, sólo los abracé con desespero dejando que varias lágrimas recorrieran mi rostro, y ellos lo notaron, y me abrazaron sin decir una palabra más, ellos me abrazaron en medio del caos, y de alguna manera u otra supieron el dolor y el desastre que habitaba en mí justo ahora.

—Los quiero.

—No sé que sucede, pero pase lo que pase no olvides jamás que nos tienes, Samay.—Deva tomó mi rostro entre sus manos haciéndola que la mirara fijamente a los ojos.—Somos tú hogar.

—Somos tú hogar.—Repitió Haniel.

—Son mi hogar.—Afirmé.

No sabía lo que debía hacer, si ir en contra de Hades y asesinarlo, o quedarme con mis amigos y salvarlos.

Pero debía matar al causante de todo esto.

Y ese era Hades.

Los dejé ahí, y salí volando en busca de Hades, todo era un enorme caos, demonios contra ángeles en una batalla a muerte, todo era impresionante de ver y yo jamás había presenciado algo así.

ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora