ÁNGELES

~26~

Había pasado dos horas desde lo sucedido, la seguridad se volvió más estricta, y habían decidido que estuviéramos en nuestras habitaciones sin salir y con vigilantes afuera en cada pasillo monitoreando todo.

Haniel y Uriel tuvieron que regresar a su habitación, Circe también tuvo que ir a la suya cuando uno de los de seguridad entró inspeccionando todo y viendo que todos estuviéramos en nuestros dormitorios.

Estaba totalmente fuera de lugar por lo que había sucedido con esa chica, la manera en que la asesinaron fue atroz y tan horrible, no quiero imaginar el sufrimiento que vivió y cómo estará su familia con la noticia de su muerte.

Deva estaba asustada, y las dos no nos despegábamos y por nada del mundo dormiría sola en mi cama. Es que era la primera vez que sucedía algo tan horrible en nuestro mundo, jamás se veía violencia de esa manera, y las únicas muertes que conocíamos eran de ángeles por su vejez o alguna enfermedad que padecían.

—Yo sólo espero que nos traigan la comida en nuestras horas.—Dijo Deva quitándose sus zapatos.—Sé que es horrible la situación, pero aún así el hambre jamás se me irá.

—Eres increíble.—Le dije subiendo a su cama.

—Y no te imaginas lo increíble que soy en el sexo, bebé.—Me guiñó el ojo y le lancé la almohada de manera juguetona.—Nadie me supera en el sexo, y no bromeo.

Circe, es perfecta en el sexo.

Maldita sea, extraño gemir su nombre.

—¿Qué tal es el sexo con las chicas?—Le pregunté pareciendo totalmente inocente con la pregunta.

Deva se acostó a mi lado y suspiró.

—Es increíble.—Respondió con una sonrisa.—Suelen ser más detallistas a la hora de tener relaciones, y el orgasmo es fantástico, pero con los chicos es igual, aunque bueno...—Hizo una pausa viendo al techo pensativa.—Sólo he estado con dos chicos, y me fue muy mal con uno.

—¿Haniel?

Deva me miró y negó.

—Haniel es excelente en el sexo, pero no se lo digas, porque me va a estar restregándomelo en la cara, y Haniel intenso es lo peor del mundo.—Me miró con súplica y asentí riéndome.—Fue con el segundo chico con quién estuve, y fue patético en serio, ni sé como carajos se me pasó por la cabeza acostarme con él.

—Suele suceder.—Suspiré viendo al techo y Deva me miró vacilante.—Lo digo por Uriel.—La miré y ella se giró a verme y apoyó su cabeza en su mano y esperando a que siguiera hablando.—Fue bueno al principio, realmente me estaba encantando, pero él simplemente llegó antes que yo, y bueno ya sabes lo que pasó.

—Me imagino tú decepción.—Me miró divertida y asentí.—Pero el sexo es bueno hermana, sólo debes esperar a que alguien llegue a demostrártelo, y desde entonces lo vas a disfrutar como loca.

—Es que...—Comencé a decir cabizbaja y ella me miró curiosa.

Quería decirle a Deva que alguien había llegado, y que ese alguien era Circe, yo jamás le he ocultado nada a Deva y a Haniel, pero mierda, me cagaba mucho pensar que Deva se volvería loca al saber la verdad y me pateara el culo diciéndome traicionera o algo por el estilo.

—¿Qué?—Me miró intrigada y desvíe mi mirada de ella, a lo que la hizo enloquecer.—¡Ya dime pequeña rata!

—Es que si hay alguien que me ha hecho disfrutar del sexo.—Murmuré apenada y con temor.

—¡Oh Samay! ¿Quién es? ¡Dime! ¿Por qué nunca me dijiste? ¡Dime!—Ella saltaba en la cama y me veía con emoción y eso hizo que se me fueran los sentidos al carajo.—¡Dime!