~22~

203 22 7
                                        

Sentí una fuerte nalgada impactar con fuerza en mi trasero y me volteé para ver quién había sido el causante, y mi sonrisa se ensanchó.

—Hola compañera.—Saludó Circe besando mi mejilla y luego se alejó.—¿Preparada?

—Siempre lo estoy.—Respondí vacilante y ella me guiñó el ojo.

Estábamos en las prácticas de vuelo, esperando nuestro turno para salir volando, Haniel salió primero junto a Uriel y luego Deva junto a otra compañera. Circe había llegado justo cuando me tocaba partir, así que debía ser rápida, porque esta práctica era una carrera por todos los obstáculos.

—Me encantaría ganarte.—Le dije una vez que mis alas se extendieron y ella me miró con una sonrisa colocándose en posición para salir volando.

—Espero que lo hagas, bonita.—Me guiñó el ojo y escuchamos el sonido del silbato anunciar nuestra carrera.

Las dos salimos al mismo tiempo volando, el primer obstáculo habían sido las grandes olas de agua que debíamos atravesar sin que en ningún momento nos tocara a nosotras, en este obstáculo tuve mayor ventaja pasando a Circe velozmente.

Pero ella era tramposa.

Porque se impulsó a gran velocidad tomando uno de mis pies y jalándolo hacia atrás para retrasarme e impulsarse con mayor fuerza, dejándome atrás.

Pero que sucia.

Volé a gran velocidad esquivando ahora los destellos eléctricos que comencé atravesar, no iba a negarlo, volar se me daba excelente, es como que si antes lo hubiera hecho, y al principio estaba oxidada, pero cuando tomé confianza y seguridad era una experta a la hora de volar.

Circe volaba a una velocidad increíble, pero me puse a su nivel llegándole de inmediato, y tomando uno de sus pies jalándola hacia atrás, pero la desgraciada me lanzó un gran polvo oscuro cegándome por completo y casi haciéndome chocar contra algunos destellos eléctricos.

—¡Ahora sí te pasaste!—Le grité furiosa.

—¿En serio?—Se detuvo al verme con una sonrisa divertida y volé hasta ella ferozmente, pero ella salió volando de inmediato por los aires.

Íbamos a la misma velocidad, y esta vez no pude vengarme porque íbamos a pasar los aros de fuego, ya que eran unos obstáculos más peligrosos. Pasé a gran velocidad primero que Circe y me adentré al primer obstáculo, haciendo que mis alas no tocaran ninguna llama de fuego, era buena esquivando los obstáculos, y eso me enorgullecía.

Pero en un descuido Circe me pasó dejándome atrás, y eso si me enfureció, no quería perder.

Odiaba perder.

Mis alas me impulsaron velozmente atravesando el siguiente aro de fuego, a medida que los pasábamos más pequeños se volvían los aros, y esta era mi última oportunidad para pasar a Circe.

Ella iba a llegar al último aro de fuego, pero me adelanté velozmente queriendo pasarla primero, pero no pasó.

Porque sin darnos cuenta las dos pasamos el aro de fuego más pequeño al mismo tiempo, y lo más increíble es que ninguna llama de fuego tocó nuestras alas, y lamentablemente las dos quedamos empatadas.

Otra vez.

¡Eres tan tramposa!—Le grité una vez que aterrizamos en la montaña que habíamos estado la primera vez que habíamos venido.

Circe desapareció sus alas y las mías hicieron lo mismo, ella me miró vacilante y la oí suspirar.

—Fue divertido, admítelo Samay.—Me dijo mientras sacaba una golosina de su bolsillo y me entregaba una, y la tomé quitándosela de manera molesta.—Es que es irritante que me digas aburrida, sólo te demuestro que no lo soy.

ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora