~30~

151 16 0
                                        

Estábamos en una habitación increíblemente enorme, de color blanco y una decoración moderna con diseños rojos, había una gran cama en el medio y a su lado un gran ventanal que daba paso al balcón.

Miré a Circe que estaba a mi lado esperando alguna explicación pero ella sólo elevó sus hombros y me señaló la puerta.

Volteé a ver la puerta y justamente se abrió de golpe, entrando una Samay totalmente pegada a los labios de Circe, se besaban con una desesperación y un hambre descomunal.

Circe cerró la puerta dándole una patada y finalmente volver a tomar a Samay por la cintura y besarla.

—Samay...—Circe murmuró contra sus labios y ella se detuvo respirando profundamente y sus mejillas comenzaron a tornarse rojas.—Creo que nos estamos precipitando.

—¿Sí? Lo siento, sólo me dejé llevar, fue mucho, lo siento.—Esa Samay se notaba nerviosa y bastante ruborizada.

Se alejó un poco de ella, pero Circe volvió a tomar sus manos y luego besarlas con dulzura. Aquella escena me pareció tan increíblemente adorable.

—Me ha gustado besarte, Samay.—Le dijo Circe viéndola con atención.—¿Podríamos volver a repetirlo en otra ocasión?

—¿Besarnos?

—Sí.

—Realmente me gusta hacerlo.—La escuché decir con cierta pena.—Yo estaba un poco descontrolada allá abajo.

Circe sonrió y acarició sus manos con gentileza. Nosotras en nuestra vida pasada éramos tan adorables, con ese toque educado y un tanto romántico, me gustaba vernos así aunque en el fondo sentía una nostalgia y tristeza rara.

¿Por qué me sentía así?

—Las dos lo estábamos, su majestad.—Dijo Circe y llevó su mano hasta su mejilla y la acarició lentamente mientras la veía a los ojos.—No quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti, pero no sabe el caos que desató sus labios en mí.

—Lo tengo presente en el momento en el que la besé.—Murmuró mi yo del pasado.—Y créame que me ha encantado desatar ese tipo de caos en ti, reina Circe.

El panorama volvió a cambiar, ahora nos encontrábamos de nuevo en el presente, vi a Circe al frente de mí y la miré confundida, porque estaba cabizbaja debatiendo algo en su interior, desconocido ante mi.

—¿Estás bien?—Le pregunté.

—Sí, sólo dame un momento.—Respondió y tomó una profunda respiración y luego alzó la vista para verme.—Sólo estoy un tanto nostálgica, es todo.—Se acercó a mí y besó mis manos con dulzura.—Sigamos.

Asentí y luego volvió a mostrarme el pasado.

Era un lugar precioso.

Nos encontrábamos en una cascada mágica, su agua era azul turquesa y brillaba, habían mariposas azules y blancas dando ese destello por todo este hermoso paisaje mágico. La cascada estaba rodeada de árboles frondosos y luego nos vimos.

Estábamos acostadas en el césped sobre una manta roja, Circe estaba boca abajo durmiendo plácidamente con una manta blanca cubrir su cuerpo desnudo, y yo estaba encima de ella con mi cabeza recostada sobre su espalda mientas con mi mano le daba caricias en círculos sobre su brazo.

Estábamos desnudas en medio de esta hermosa naturaleza.

Nuestros cuerpos estaban mojados, y parecíamos exhaustas pero felices.

ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora