ÁNGELES

~33~

No estaba preparada para ir.

Pero no iba a demostrar que no lo estaba y tampoco iba a desistir a mi decisión.

Tomé una profunda respiración y cerré mis ojos tratando de calmar mi ansiedad, mis nervios. No podía controlarlo, pero todo lo que se relacionaba a mi difunta esposa me ponía los pelos de punta.

Cómo desearía verla una última vez más.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras hasta la entrada de mi casa donde Hades esperaba por mí junto a mis amigos y Ariel.

Haniel me miró con preocupación al igual que Deva, y yo sólo les regalé una sonrisa reconfortante haciéndoles entender que todo estará bien, o eso esperaba.

—Volveré pronto, pueden quedarse aquí el tiempo que deseen.—Les dije a Deva y Haniel quiénes me sonrieron en agradecimiento.—Ariel, estarás a cargo hasta que regrese.

—Entendido, su majestad.—Dijo Ariel firmemente y asentí.

Hades abrió la puerta para salir y dejar que saliera primero y así hice.

Una vez afuera él tomó mi mano y me miró fijamente a los ojos, y pude notar preocupación en ellos.

—A dónde vamos es peligroso, sólo he ido una vez y voy sólo por una razón que sabrás dentro de poco.—Su voz titubeante me hizo sentir nerviosa.—Por favor, no te vayas apartar por nada.

—¿Es tan malo ahí?

—Es un mundo caótico Samay, todo allí es malo.

Jamás conocí a la perfección a Circe.

—Vamos.

Él asintió y suspiró, tomó mi mano con firmeza y luego hizo un ademán con sus dedos y todo se volvió oscuro. Estábamos viajando por un túnel a una velocidad terrorífica, un túnel con destellos negros y dorados, nunca había visto esto, pero la velocidad en la que viajamos era impresionante y alucinante.

Hasta que finalmente todo se detuvo y los destellos desaparecieron mostrando un lugar jamás antes visto para mí.

El mundo caótico - 1:12pm (Año desconocido)

Pensé que iba a correr al estar en este mundo.

Pero todo era diferente a lo que imaginé.

Estábamos en un campo totalmente hermoso, tan verde y lleno de flores, veíamos a lo lejos un enorme castillo negro, y era ahí dónde se podía notar rayos y relámpagos retumbar en ese lugar.

Pero en este campo no.

Era ajeno al ruido, sólo se sentía la cálida brisa pasar y el sonido de ella al golpear sobre las hojas de los árboles. Era hermoso este campo, y era extraño, porque lo único que te transmitía era paz, pero al ver ese castillo rodeado de rayos y relámpagos el miedo se apoderaba de ti.

—No te dejes engañar.—Me dijo Hades viéndome de refilón.—Esto es sólo apariencia.

—¿Por qué tendría un lugar así cuándo ella era tan caótica?—Pregunté con cierta intriga mientras caminaba a su lado con dirección al castillo negro.

—Hay cosas que ni yo sé.

—¿Cuál es la razón por la qué vienes aquí?—Le pregunté viéndolo un momento.

—Será mejor que lo veas con tus propios ojos.—Me dijo sin verme.—Sólo espero no romperte más.

—Ya no hay más nada que romper.—Murmuré.