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Tragué en seco al ver los demonios alinearse cada uno frente a nosotras, ellos no tenían sus alas extendidas, pero sus garras filosas hicieron presencia en cada uno de ellos, no sé cuántos eran en total, pero sé que habían muchos.

Circe apretó mi mano con fuerza, podía sentir lo tensa que estaba, y su mirada estaba fija en ellos.

¿Qué está pasando?

Circe, son demasiados.—Murmuré aterrada cerca de su oído.

—Lo sé.—Respondió.—Voy a luchar a muerte si es necesario, Samay.

—Vamos.—Corregí y tomé su mano con firmeza.—No creas que lo harás sola.

Ella asintió y respiró hondo.

El bosque se tornó más oscuro de lo que estaba y sonidos agonizantes provenían de los demonios, y luego con sus garras comenzaron a crujir el suelo, como si estuvieran preparándose para hacer una catástrofe que a ellos les encantaba.

Circe golpeó sus antebrazos con fuerza expandiendo un campo eléctrico desde ella, destellos negros y azules provinieron de su campo impactando contra los demonios y haciéndolos volar a una velocidad alarmante y peligrosa.

¿Había dicho qué mi amante era un maldito ángel poderoso?

Pero los demonios se elevaron del suelo, esta vez extendiendo sus alas cada uno y entre todos lanzar una cuerda oscura contra las manos de Circe y otras rodear su cuello ahorcándola con fuerza. Circe cayó al suelo de rodillas y sus brazos estaban abiertos por el agarre de las cuerdas en sus manos y ella gritaba de manera agonizante.

No hizo falta quedarme quieta como una estatua, reaccioné de inmediato haciendo que mis alas se extendieran rápidamente y elevarme a la altura de los demonios, y con mis manos desprendí grandes destellos de luz blanca y roja contra sus ojos, haciendo que soltaran sus cuerdas y liberaran a Circe. Los demonios gruñeron al sentir los destellos en sus ojos cegándolos.

Aterricé al lado de Circe y la levanté del suelo ayudándola a incorporarse, ella estaba tosiendo fuertemente y tuve que eliminar su tos de inmediato.

—Vamos Circe, tenemos que huir de aquí.—Me apresuré en decirle.

Pero algo hizo que mi cuerpo estallara contra varios árboles a una velocidad increíble y eso me hizo enfurecer como nunca.

Algo dentro de mí crecía a medida que los demonios tomaban a Circe con fuerza y comenzaban a golpearla contra los árboles.

Volé hasta ellos y con un movimiento ágil en mis manos absorbí cada poder de los demonios haciendo que ellos cayeran al suelo gritando de dolor.

Era doloroso cargar con sus poderes, pero controlé mi mente al soportarlos un poco más. Circe se levantó del suelo y corrió hasta a mí.

—¡Pásamelo!—Gritó viendo como me estaba debilitando poco a poco por los poderes oscuros de los demonios.—¡Vamos Samay, pásamelos!

Extendí mis manos en dirección a ella y grandes destellos negros salían de mí traspasando todo el poder a Circe, su cuerpo se tensó al momento de recibirlos y era fuerte porque retrocedió dos pasos atrás, pero sus alas se abrieron y se clavaron en el suelo haciendo que se detuviera.

Volví a recobrar mi postura una vez que los poderes oscuros salieron de mí, y vi a Circe como se elevó por los aires haciendo impactar todo el poder en los demonios y escuchamos sus gritos de dolor, agonizante y horrible.

—¿Estás bien?—Me preguntó al aterrizar al frente de mí y tomar mi rostro entre sus manos viéndome con suma preocupación.

—Sí, bien, salgamos de aquí.—Le dije rápidamente y ella asintió de inmediato.

ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora