Capítulo 16: Hot and Spicy
Vive bajo los rayos de sol, nada en el mar y bebe el aire salvaje
Ralph Waldo Emerson
Pov Fred
El silencio reinaba en el aula de Marketing del profesor Dalmancio. El sonido de las plumas sobre el papel podían ser música para los oídos de algunos, mientras que para mí era exasperante.
Odiaba estar sentado mucho tiempo sin poder hablar. A ver, era como si a un niño le quitaran el biberón o le mandaran estarse quieto cuando estaba viendo algo que le llamaba muchísimo la atención y que encima era peligroso. Era contra natura, ¿no? Pues a eso había que añadirle la palabra examen y ya teníamos el algoritmo hecho. Fred +quieto +silencio +examen= error. Eso no iba conmigo. A mí, me gustaba bromear, moverme, reírme, hacer escándalo y no presentarme como candidato al monasterio de las hermanas silenciosas.
Cómo os podéis imaginar por mis palabras, me encontraba en plena y maravillosa época de exámenes. << ¡Ja, pero si es que soy un poeta! Maravillosa digo. Valiente mierda pinchada en un palo. Que ganas de que terminen, menos mal que este es el último>>, pensé.
Observé a mi alrededor, fijándome en el reloj cuyas agujas seguían marcando la misma hora que hace tres segundos, luego posé mis ojos en los demás alumnos. La mayoría se mantenían concentrados en sus hojas y escribiendo como si no hubiera un mañana. Como si por alguna casualidad el mundo se fuera a acabar. Vale, puede que el planeta esté fatal, que le queden dos telediarios, pero todavía hay oxígeno chicos. Que no cunda el pánico. Sin embargo, a pesar de todo lo que decía parecía que el oxígeno se acabara irremediablemente. ¿no lo habéis sentido nunca? Esa sensación que solía aparecer en situaciones como está donde muchos estaban concentrados y había tal tensión que incluso parecía que os faltara el aire. Pues así, exactamente estaba el aula. Era un puto hervidero que empezaba a apestar a sudoración. La verdad no me sorprendía. Había demasiadas cabezas pensantes, excepto la mía y la de algunos que intentaban copiar de alguna u otra forma. Sus intentos daban risa. En serio, estaban cometiendo errores de primero de hipogrifo.
— ¿Martí, què has posat a la a? (Martín, ¿qué has puesto en la a?) Preguntó uno a mi lado
—No sé, tío. Yo estoy igual que tú—contestó en susurros.
—¡Venga ya tío, si no has parado de escribir desde que ha empezado el examen! Algo estarás poniendo.
—Sólo estoy rellenando para escurrir el bulto.
—¿Pero... no quedamos en que tu ibas a estudiar cinco temas y yo otros cinco?.
<<Pobre iluso, nunca confíes en que vayan a hacer lo que te prometan>>, quise decirle. Se notaba a leguas que el tal Martí le había tomado el pelo. Martí, era el típico chico angustias que siempre saltaba a lágrima viva una hora antes del examen y luego sacaba la mejor nota de la clase. No aguantaba a los que iban de esa guisa. ¿Qué se creían que los demás nos habíamos caído de un guindo? Al parecer se había quedado con el pobre chico que ya perdía la esperanza de aprobar marketing este curso. Aunque quizás podría ayudarle si todo salía como lo planeé.
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La Tercera Generación en España
AventuraUna Nueva Generación. 10 chicos que quieren empezar de nuevo y otros que quieren escapar de su destino. Tendrán que empezar de cero en un nuevo país, en una nueva escuela y se enfrentarán a una nueva selección Sin embargo, por el camino encontrarán...