Aprendamos a bailar.

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Aquella voz me estremeció. Más viniendo de ella, nunca llega tarde a ninguna clase ¿y ahora? ¿Cual era su preocupación de verme?

- No, claro que no, Hermione. ¿Qué pasa? – Pregunte mientras apartaba los brazos de Jake de mí.
- La profesora McGonagall solicita a los de Gryffindor y pues te vine a buscar pero que veo que estas con…
- Jake Bugg. – Dijo dándole la mano a Hermione.
- Hermione Granger. Bueno _____, vamos. – Dijo ella tomándome de mi brazo.
- Claro, disculpa, Jake pero me tengo que retirar, ¿te veo luego? –Dije apartándome un poco.
- Seria un placer.

Dicho eso me retire caminando rápidamente con Hermione. Ella me preguntaba que había pasado con el tal Jake Bugg, yo le explicaba que era un amigo que había conocido en la clase de la maestra Burbage aunque ella no me creía gracias a la posición que nos hizo tomar esa multitud.
Llegamos vergonzosamente, ya que, éramos las únicas que faltaban.

- Tomen asiento, señoritas. – Ordeno McGonagall. 

Nosotras hicimos lo que ordeno.

– Como todos saben, este año aquí se ejecutara el torneo de los cinco magos así que Hogwarts también será la cede de… el baile de navidad.

Al escuchar esas palabras todas las chicas, excepto yo, comenzaron a murmurar cosas sobre vestidos y parejas a lo que yo solo soltaba pequeñas risas.

- En cada chica espera una flor para florecer. – Dijo la profesora McGonagall mirando tiernamente a las chicas y después mirando a los chicos que se reían ante ese comentario. – Y en cada chico también hay ese sentimiento, además de que no dejare que arruinen la reputación de Hogwarts. Les enseñare a bailar.

Al concluir eso en el vacío solo se escucho la risa de Ron Weasley.

- Señor Weasley, usted será mi ayudante. Póngase de pie, por favor. – Afirmo la profesora McGonagall.

Ron solo se levanto con cierto miedo y se acercó al centro del salón.

La maestra McGonagall puso su mano izquierda en el hombro Ron y su mano derecha apretando la de él mientras la elevaban.

- Por favor, pose su mano derecha en mi cintura.
- ¿Donde? – Pregunto Ron exaltado.
- En mi cintura. – Dijo McGonagall pero Ron no hizo nada. – Ahora, señor Weasley.

Ron puso su mano avergonzado en la cintura de Minerva McGonagall todos los chicos y yo burlábamos de Ron mientras la profesora McGonagall explicaba unos simples pasos de baile.

- Ahora cada quien elija una pareja para ensayar. – Indico la profesora aun sin soltar a Ronald.

Todas las chicas se levantaron ansiosas incluyendo a Hermione mientras todos los chicos hacían como si les hablara la virgen.
Entre ellos hubo algo que me sorprendio. Neville Longbottom fue el único de los chicos que se levanto, muchas chicas no hicieron una expresión agradable cuando se fue acercando Neville, así que mejor solo seguí en mis pensamientos de aquel huevo dorado de mi propiedad.

- ¿Te importaría bailar conmigo? – Pregunto el valiente Neville dirigiéndose a mí.

Estuve a punto de decirle que no, ya que yo tenía dos pies izquierdos pero esa cara de dulzura además del valor que admire de su parte no me pude negar.
Me puse de pie mientras él tomaba mi mano derecha, me escolto como un ejemplar caballero hacia el centro del salón y tomamos la posición que tenían Ron y McGonagall.
Después de un rato todos los demás fueron pasando a bailar mientras algunas chicas desesperadas invitaban a otros chicos.
Por pura suerte no había pisado a Neville con mis pies chuecos. Nos reíamos de la plática que había entablado. Era un chico divertido y respetable… no como decía la demás gente.


                                                       …



Estaba cansada.
Estos días todas las chicas solo se interesaban sobre el baile. Suerte que con Hermione podías hablar de múltiples temas y no solo del baile.
Raramente, había recibido muchas invitación al famoso baile de navidad pero creo que era solo porque era una campeona del torneo.
Aunque, no hubiera sido por eso, no iría con nadie por que en realidad no me agradan los bailes, los vestidos, las parejas, todo eso… no se! Me daba nauseas.
Aquellos días había hablado mucho Jake, ya que él era muy apuesto también había recibido muchas invitaciones de chicas de Beauxbatons pero él era muy reservado y me había comentado que tenia que tomar valor para invitar a la chica con quien el deseaba ir.
Las clases iban en buen rumbo pero intentaba descifrar cual era el mensaje del huevo.
Estaba en la torre de astronomía recordando que hace tiempo que no hablaba con mi rubio plati… quiero decir, con el rubio platinado de Slytherin. No desde que habíamos estado en la sala muggle.
Una vez más abrí el huevo, creo que si lo abro y escucho atentamente tal vez pueda descifrar el mensaje.
Abrí el huevo con miedo, y solo volví a escuchar aquellos horribles chillidos!

- ¡Maltita sea! Me rindo. – Grite aventando el huevo a un lado.

‘’Que pena, Schmidt. Pensé que tenias más voluntad.’’ Dijo mi rubio platinado de Slytherin en la entrada de la torre.

La Oscura Bruja de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora