Oliver Wood y el Encubrimiento

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Caminaba sobre un el parque Collinwood mientras tocaba mi precioso violín una melodía antigua pero única, danzaba como si las nubes estuvieran en mi camino, me dejaba llevar por la música cuando sin notarlo me pegue con alguien.

- Cuidado, linda. – Dijo mi querido Draco mientras tomaba ligeramente mis brazos.
- Creo que sería mejor volver a Hogwarts. – Dije mientras guardaba mi violín.
- ¿No sería mejor quedarnos aquí? – Pregunto mientras él se acercaba a mí.
- ¿Y que tiene en mente la serpiente?

Entonces el me tomo rápidamente y me beso.
Cada segundo iba aumentando su intensidad. El como yo estaba desesperado por el delicioso sabor de nuestros besos.
Sus manos recorrían mi espalda.
Sus labios bajaron hasta mi cuello y el me daba besos ligeros y excitantes.
Después él se separó y me dejo ver esos dulces ojos grises.

- ¡Despierta niña! – Grito.

Solo me quede viéndolo confusa.

- Te están buscando. – Volvió a gritar.

Entonces abrí los ojos y Hermione estaba empujándome repetidamente.

- Lo siento por levantarte pero Oliver Wood te busca. – Dijo ella un poco apenada.
- ¿Wood? – Pregunte confusa y luego recordé mientras saltaba de mi cama. – ¡Oliver Wood!
- No es por ser entrometida pero, ¿por qué Oliver Wood te busca? 

Creo que era mejor contarle, así podría cubrirme.

- Tengo que ir a Londres por... unos asuntos, pero necesito que no le digas ni una palabra a nadie. – Dije un poco preocupada. – No quiero que piensen lo peor.
- Esta bien, pero ¿por qué Oliver?
- No lo sé, Dumbledore dijo que él me acompañaría. – Dije mientras me cambiaba en el baño. – A lo mejor le tiene mucha confianza y creo que ha de saber mucho sobre el tema.
- A menos de que vayan a ver un partido de Quidditch, no lo creo, _____. – Dijo Hermione con una risa burlona pero no malvada.
- Mejor me voy por qué no se cuanta paciencia tenga. – Dije mientras tomaba mí una pequeña mochila.
- Lo siento por despertarte, se ve que tenías un buen sueño. – Dijo Hermione volviéndose a acostarse en su cama.
- Si pero solo fue un sueño. 

''Un grandioso sueño'' pensé mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts.

El parque de Collinwood si fue un sueño pero sé que lo de anoche, no fue un sueño... fue algo hermoso que espero que algún día se vuelva a repetir.
Cuando veía hacía el cielo aún estaba oscuro, o si mucho apenas se asomaba él solo. ¿Qué rayos le pasaba a Wood para despertarme a estas horas?
Entonces vi a un hombre de cabellera castaña con ojos del mismo color pero una piel pálida junto a dos escobas y una pequeña mochila que colgaba de su hombro izquierdo.

- Tú debes de ser ____. – Dijo con una voz muy varonil el que creía ser Oliver Wood.
- ¿Wood?
- Por favor, ¿formalidades? Llámame Oliver. – Dijo el mientras me daba su mano para apretarla mientras yo fijaba mi vista en las escobas. - ¿Esa es mi saeta de fuego?
- Oh si, Dumbledore las dejo para que fuéramos a Londres, ¿no?
- ¿En escobas? ¡Vamos a tardar años! – Exclame. – ¿No iremos con un traslador o algo así?
- ¿Alguna vez has parado un momento a observar la naturaleza? – Dijo un poco cansado.
- Pues... - Lo pensé claramente. – No.
- Bueno, en una de estas tendrás tiempo de más mientras volamos a Londres. – Dijo el mientras se montaba en su escoba.
- ¿Qué modelo es tu escoba? – Pregunte antes de irnos.
- Una Nimbus 1.000, tendría una mejor pero antes de eso debo conseguir un mejor puesto en el Puddlemere United aunque con esta escoba, no creo que llegue a ser más que un bateador. – Dijo el mientras veía 

Sentí algo por dentro cuando me dijo eso pero no sé qué fue.

- ¿Quieres montar mi escoba por el camino? – Ofrecí.
- No, claro que no. Es tuya, _____.
- Exactamente por qué es mía, yo te la quiero prestar.
- No, como crees.
- ¡Oliver, te matare si no la tomas!

Entonces, con Oliver Wood, intercambiamos escobas.
Cuando Wood toma la Saeta de Fuego, froto la madera de caoba tan suavemente como si fuera la mejilla de una mujer, se ve que ese tipo tenía una afición a las escobas.

- ¿Lista? – Pregunto el con una sonrisa de media luna.

Accedí con la cabeza mientras montaba la Nimbus de Oliver.
Entonces comenzamos a elevarnos y a volar.
En un comienzo me pareció algo completamente normal pero cuando íbamos más adelante pude notar lo hermoso que era el camino de Hogwarts a Londres, sentía que podía danzar sobre las nubes.
Oliver disfrutaba como nunca, su mirada era única, ahora podía entender su amor al Quidditch.

                                                                                                      ...


     Cuando llegamos a Londres obviamente no podíamos andar con las escobas así que usábamos el transporte público. Oliver se veía extrañado por los carteles, los carros y entre otras cosas muggles, no entiendo por qué Dumbledore.
Cuando por fin bajamos del autobús, Oliver seguía asombrado por las estructuras muggles.
En el momento en que llegamos al 643 de Regent Street me estremecí completamente.
Mi casa estaba completamente perfecta, todos los muebles seguían ahí, era como si estuviéramos ahí cuando no lo era.
Me enoje tanto.
Aquel día todo quedo destruido y el cuerpo de mi madre en aquel lugar, tal vez, junto al de aquel maldito mortifago.
Mi enojo era tanto que comencé a maldecir la vida, y lanzaba hechizos a lo tonto.
Oliver trataba de controlarme pero mi odio y venganza no lo podía quitar nadie.
Oliver me tomo de las piernas y me puso en sus hombros tratando de salir de ahí ya que los gritos estaban atrayendo a muggles.
Corrimos hasta llegar a un lugar desierto de personas, entonces tomamos nuestras escobas y nos fuimos.
No iba concentrada en el camino.
Las imágenes de dolor cruzaban por mi cabeza.
El llanto de mi madre, el momento en que abrí la carta de Hogwarts y por último el recuerdo de ese sueño terrible que tenía antes de enterarme de la magia.
Ahora sé que ese hombre era Lord Voldemort.
Entonces cuando menos me di cuenta tope contra un árbol y caí.
Observando como Oliver no se había dado cuenta de mi caída y cerraba mis ojos por el dolor.

La Oscura Bruja de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora