SETTE

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Capítulo 7:

Narra Sabrina

Se que mi madre no va a querer, es demasiado terca. Pero me sorprendo al entrar a la casa todo está recogido y huele a limpio. Yo normalmente limpio los viernes, pero se nota que hicieron una buenas limpieza.

La risa de mi madre llama mi atención. Llego hasta la cocina donde la veo hablar con una mujer como de 30 años que parece estar haciendo café.

—Buon pomeriggio Signor Hossler—dijo la mujer al hombre a mi espalda.

—Delia, è la figlia della Signora— dijo presentándome.

— Un gusto...— Delia suelta con una sonrisa.

— Bien... vámonos. Se nos hace tarde.

— Espera...¿Que pasará con mi trabajo? No puedo irme así de la nada, ademas luego no tendré las vacaciones de navidad.

— Eh! — Se queja—Le pagué al director para que te diera el mes libre.

— ¿El mes? ¿Estas loco? ¿Como me voy a ir por un mes? Solo dos semanas o nada.— digo segura de mi respuesta.

— Bien...— intenta agarrar mi brazo pero yo retrocedo. — ¿Ahora que?

— Tengo a hacer maletas, arrogante.

— ¿Cómo me dijiste?

Lo ignoré y caminé hasta mi madre quien parecía la misma de antes, antes de que mi hermano desapareciera.

— Mamá...— La abracé aunque ella no me respondió — Te amo ...estaré bien...y llámame cualquier cosa ¿si?

Ella solo asintió y retiró mis manos de ella.

— No hace falta que hagas una maleta, ya mandé a que compraran todo lo necesario. Así que avanza.

Me deja sola en la cocina y sale.

— Gracias...— le digo a Delia y esta solo asintió con amabilidad.

Salí y entré al auto.

— ¿Cuando nos vamos?—pregunto.

— Hoy en la noche— dice para acelerar.

Lugo de unos minutos me entra una llamada.

Cynthia.

—Hola.

— Te follaste al italiano! AHH— su grito parece sobre pasar el teléfono ya que el hombre a mi lado me mira.

— Baja la voz, Dios...

— ¿Por que mierda no me contaste?

— ¡Hasta luego! — Cuelgo y me percato que estamos estacionados. —¿Dónde estamos?

Este solo baja el cristal y prende un cigarrillo para que el olor se vaya. Después de unos segundo en silencio el decide romperlo.

— Oye... — escucho de su parte. — Ven...— da palmadas en su regazo.

Desabrocho mi cinturón y subo a su regazo.

El solo me observa mientras da varias calzadas. Pongo mis manos sobre su abdomen y subo lentamente.

— ¿Acaso me está provocando?— dice dando una sonrisa ladeada

— ¿Yo?...no... es que lo veo como aburrido ¿cierto?— digo subiendo y bajando mis manos contra su pecho.

Este solo sonríe para relamer sus labios y agarra mi cuello, trayéndome hacia el.
El sonido de una llamada hace que me suelte.
Dio un suspiro y agarró el celular.

Comenzó a hablar en italiano y prefiero ignorarlo para evitar más mierda.

— he! Frocio— Es lo último que dice para colgar.

Me río, pero me doy cuenta y tapo mi boca rápidamente.

— ¿De que te ríes ?— Me mira con una ceja alzada.

— Frocio— dije riendo imitando el acento italiano.

— ¿Que?— enrolla su cintura y me pega a él haciendo que jadee.

Desliza sus manos por mi trasero hasta los muslos. apretándolos un poco en el proceso. Hundo mi cabeza en su cuello, oliendo su delicioso aroma.
Mis manos pasan por su abdomen varías veces haciendo que sus ojos se oscurezcan.

— No juegues conmigo, preciosa— dice agarrando mis manos. — Tengo una fiesta de negocios en un casino en Las Vegas.

Vuelvo a mi asiento y me coloco el cinturón esperando que arranque. Y eso hace, el camino es silencioso hasta llegar al aeropuerto. Me levanto un poco de mi asiento viendo el enorme jet que nos espera.

Mi pequeña obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora