DODICI•

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Capítulo 12:

Narra Sabrina

Juntó nuestros labios mientras yo desabotono su camisa y el baja el zíper de mi falda. Quito su cinturó, yo lo agarró para voltearme y quedar detrás de mi.

Dios, estoy súper expuesta.

— Dame tus manos — dude un poco pero lo hice.

— ¿Qué vas a hacer?

— Confía en mi, muñeca.

Sentí como apretó mis muñecas con el cinturón y las jaló arqueando mi espada. Bajó mis bragas  hasta mis muslos y entra en mi de una sola estocada por lo mojada que estoy.

— Joder...— Agarra mi cabello acercándome completamente a él haciendo que mi espalda choque con su pecho.

Comenzó a embestir con fuerza con estocadas firmes y profundas. No me suelen follar por atrás, y admito que me encanta esta posición.

—Ohh.

Apretó el agarre de mi cabello acercándose a mi oído. — ¿Te gusta, muñeca?

— Si...

Me soltó haciendo caer de rostro al mueble, quitó el cinturón de mis muñecas sacándome un suspiro de alivio. Me volteó quedando frente a mi otra vez y me observó de arriba a abajo mientras relamió sus labios.

— Abre las piernas...

Yo obedecí como toda una niñita buena. Se colocó entremedio y entró en mi más fuerte que antes. Noto el hecho de que acelera dejándome saber que está por llegar y yo también. Cierro los ojos esperando el encantador orgasmo.

— Mírame...

Obedecí encontrándome con su rostro de mandíbula estaba tensada. Las perlas azules  se convirtieron en un azul intenso. Subo una de mis manos a su cabello para que se acercara a mi rostro. Me besa los labios con tanta hambre que me hace estremecer. Siento su miembro crecer más haciendo que todo en mi se contraiga.

— Mhm.— cada vez estoy más cerca.

Mis piernas comienzan a temblar y dio su última estocada haciéndome estallar de placer. A los segundos sentí su placer corriendo por todo mi cuerpo y su cabeza caer en mi pecho.

Cuando logramos recuperar se separa para cargarme y yo enrollo las piernas en sus caderas. Nos lleva hasta el cuarto donde me lanza sobre la cama para ir al baño a no sé qué y volver. Parece haberse lavado la cara o algo ya que tiene el cabello mojado.

Camina a la mesita de noche donde saca un bolsa donde parece tener porros. Se sienta en la cama h veo como mueve un pierna con rapidez mientras se tocas los bolsillos al pareces buscando un encendedor.

— ¿Tienes que fumar ahora? — Me acerco a él gateando — ¿No puede ser después?

Me siento en su regazo intentado que suelte la bolsa con esas cosas, pero niega sacando uno de a bolsas y abrir nuevamente la gaveta encontrando un encendedor.

— Lo necesito para relajarme.

Lo miro indignada levantándome de él.

— ¿No te relajas conmigo?

— Físicamente si, pero mentalmente no— Se levanta y se acerca a mi— Nada puede hacerlo. Esto es lo que me ayuda a dormir... así que, quédate aquí esperándome en lo que yo me fumo uno y seguimos ¿va?

Dejo que me bese y se vaya al balcón, mientras me siento en la cama a esperar a que vuelva y continuar con la acción.

•••

Me levanto de la cama con un poco de dificultad tras escuchar con una de las pequeñas plantas que habían en la mesa caer. No veo nada ya que todo está oscuro. Al tipo a mi lado le molesta la luz al dormir. Camino hasta donde escuché el ruido y levanto la planta de plástico y la coloco nuevamente en la mesita.

Mi corazón se detiene cuando unas manos me envuelven el cuerpo desnudo y se detienen en mis pechos que aprovecha para tocarlos.

— Calladita ¿eh? No quisiera hacer un escándalo despertar a todo el hotel.

Mierda.

Mi pequeña obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora