VENTI CINQUE

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Capítulo 25:

Narra Sabrina

Me coloco un par de lentes de contacto color azul, una peluca de color rosa y larga. Salgo del camerino. Soy mesera en un burdel, se estarán preguntando que hago aquí, bueno que hacemos, incluyendo a Addison. Estamos por decirlo, huyendo, bueno yo estoy huyendo.

La manera más fácil de ganar dinero y poder mudarnos fácilmente de estado a estado es haciendo esta mierda.

Hay tres categorías.

Las meseras.

Son meseras normales, solo que visten con ropa provocativa y siempre deben llevar un antifaz evitando su identidad.

Las strippers.

Addison es una bailaron del tubo. Solo baila y ningún hombre puede acercarse a ella solo cuando le va a entregar dinero. También debe llevar un antifaz.

Y por último Las cherrys. Así le llaman
a las mujeres que... pues ya saben ¿no?

Agarro una tableta y me dirijo a la primera mesa. Enseñó mi tarjeta de identificación al guardia que a los segundos me deja pasar.

Me hago llamar, Bunny.

Normalmente uso orejas y la cola, pero hoy no tenia ganas. Entro viendo la gran mesa donde se encuentran muchos hombres. Todos hacen silencio al tonarme.

Me recuesto de la mesa.

—¿Desean algo de tomar, muchachos?

Tomé sus órdenes y las envié al bar.

Al dirigirme al bar me topo con Addison, lleva una cola y orejas de zorra.

— Oye, Zorra! — grito

— Soy Foxy, Coneja— grita sonriendo— ¿como te va?

— bien... por ahora. ¿A ti?

— Voy a un cuarto a ya sabes...bailar, lo único bueno es que no es un viejo y dicen que es guapo...— Baja y sube las cejas.

Nos reímos.

— Te dejo... el tipo me tiene que estar esperando.

Escucho como pronuncian mi nombre por el auricular, indicándome que vaya a la mesa siete.

Antes de llegar a la mesa noto a Hossler.

Mierda. Mierda y más mierda.

Le enseño mi identificación al guardia y me deja pasar. Respiro hondo y espero que noten mi presencia para hablar.

Iba a hablar, pero por el auricular me informaron que dijera que la casa invitaba.

—Muchachos ¿Desean algo de tomar? La casa invita.

— La casa también invita una vuelta tuya— dice un tipo que lleva viniendo la mayoría que e estado aquí.

— No, es gratis...

Si no lo hago, se quejaran con el jefe que apenas lo soporto y es un viejo asqueroso.

Doy la vuelta escuchando como hablando de mi cuerpo.

— Buen culo— La voz de Hossler resalta poniéndome los pelo de puntas.

Yo solo ignoro por qué me hierve la sangre.
No lo veía hace más de un año y ahora es rubio.

No puedo mentir, le queda bien.

Se levanta junto a otro que es moreno. El moreno me rodea y posa sus manos en mi cintura.

— lastima que solo eres mesera, por que te follaria...

— Hasta que te doliera todo, muñeca.

Mierda!

•••

Entro al camerino y retiro mi antifaz junto la peluca rosada.

— Sei ancora altrettanto preziosa— escucho su voz

"sigues igual de Preciosa"

Respiro hondo.

— ¿Pensaste que podrías huir de mi toda la vida?

— Por supuesto...es una pena que fracasé— Imito un puchero mientras me viro.

Me sube a uno de los espejo donde nos maquillamos. Cierro mis piernas con fuerza y
este al notar mi acción sonríe.

— Abre las piernas, muñeca..

— la última vez te lo ofrecí y no hiciste nada ¿por que debería abriste las piernas ahora?

Mi pequeña obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora