Mi pequeña obsesión

DICIOTTO

Capítulo 18:

Narra Sabrina

Siento su mirada en mi mientras intento controlara mis manos que tiemblan al igual que mis piernas. Muchos pensarán que soy infantil, pero realmente quiero a mi mamá.

— Podría parar de mirarme, me siento incómoda

Me recorrió con la mirada y se acercó a mi. Pasó su brazo por mis hombros acercándome a él.

— No me tengas miedo.. — susurró en mi oído— No te haré nada que tú no quieras

— ¿Podría alejarse?

Tuve la valentía de mirarlo y hacer que mi mirada se concentrara en la suya y casi hago una mueca de asco cuando se relamió sus labios y sonrió con diversión.

— ¿Sabes por que te traje conmigo?— soltó y yo negué — Porque conmigo estás a salvo— metió su cabeza en mi cuello.

— ¿Estaba en peligro con ellos? — trate de sonar normal.

— Puede.. — Inhaló mi aroma— pero eso ya no importa, ahora estas conmigo

— ¿Por que estaría en peligro con mi hermano? Digo... no es la mejor persona del mundo, pero jamás me haría daño.

— ¿Qué hay de Hossler?

— Bueno...yo...

— Exacto, no tienes ni puta idea quien es. Pero no te pasa preocupes, no lo necesitas.

Mi corazón e detiene cuando el auto se detuvo.

— "llegamos"— dijo el chofer en mandarín.

— ¿A donde?— pregunté.

— Míralo tú misma.

Un hombre me abrió la puerta y no tarde en salir. Era una enorme casa, muy parecida a la de Jaden.
Un grito me hizo sobre saltar.

— Suéltame, Hijo de puta! — Addison estaba sobre los hombros de un hombre asiático —¿Crees que por qué estás guapo puedes tocarme?

El hombre traía una de sus manos metida en el vestido de Addison. Sentí un empujón para que caminara.

— Síganme — dijo Kamil.

Yo y Addison comenzamos a caminar y nos llevó a una habitación un poco escondida.

— Aquí estarán mientras planeamos las bodas— dijo para cerrar la puerta con llave.

— ¿Que? —Mi amiga y yo gritamos a la vez y corrimos hasta la puerta.

— ¿Que boda?— grite golpeando la puerta.

— Yo no me voy a casar con ninguno de ustedes!

Mi respiración se comenzó a agitar tanto que tuve que sentarme en el suelo.

— Brina...Brina tranquila... todo estará bien— me abrazó— saldremos de aquí ¿está bien? Y no nos casaremos con nadie

Yo asentí y la noche pasó tan rápido que no pudimos dormir. La puerta se abrió dejando ver a unos hombres.

— Aquí están sus desayunos— dijo uno con dos bandejas

— Puedes meterte el desayuno por el culo— dijo Addison sentada en la cama, al igual que yo

— No tenemos hambre— dije sin mirarlos.

— Escuchen... si el Jefe se entera que ustedes no han comido los que vamos a morir somos nosotros— suspiró— lo dejaremos aquí, ustedes verán si comen o no.

Desaparece por la puerta.

— Tengo hambre, pero no se si eso contenga algo.

— Yo también, pero es mejor no arriesgarnos— dice Addison

Al pasar la horas volvieron otra vez para el almuerzo. Para la cena tocaron la puerta antes de entrar.

Kamil.

Su mirada fue directo a las dos bandejas llenas de comida que se encontraban sobre la pequeña mesa.

— ¿Por qué carajos no han comido?— caminó hacia nosotras

— ¿Enserio nos crees tan estupidas para comer de tu comida? — Solté furiosa.

Kamil me miro serio y yo no desvíe la mirada. El tema de la boda había hecho desaparecer mi amabilidad.

— No tiene nada— aseguró

— ¿Por que no pruebas un poco de todo? Así sabemos que no contiene nada —propuso Addison.

Kamil miró la bandeja de uno de sus sirvientes. Agarró un pedazo de pollo y lo mordió, los masticó y tragó.

— Está bueno... — Probó un poco del puré de papa y del jugo. — No tiene nada, Joder!

Hizo un gesto para que llevaran las bandejas a la cama.

Addison y yo nos miramos y no dudamos en agarrarlas las bandejas y comer mientras el miraba la escena con gracia.

— Bien... ya que comieron voy a hablarle sobre la boda, deben tener muchas dudas

—Demasiada diría yo. — Solté.

Aclaró su garganta y comenzó a hablar.