QUARATUNO

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Capítulo 41:

Maratón 5/7

Narra Sabrina

Me levanto con el corazón en la garganta y la respiración agitada. Que sueño tan feo... Miro a mi alrededor notando que estoy sola en la habitación. Son las 4:56 de la mañana, solo dormí dos horas.

Soñé con nuestras conversación hace unas horas, pero ¿por qué esa parte de Aurelio? ¿Qué carajos?

Salgo de la habitación y bajo las escaleras para ir a la cocina. Abro la puerta notándolo recostado sobre el gabinete y con un vaso de licor en la manos.

— Son casi las 5 de la mañana, ¿Qué haces aquí bebiendo y no en la cama? — me cruzo de brazos.

— No tengo sueño— dice y da un sorbo al vaso— Además de que no quiero dormir junto a alguien que no confía en mi. — Vuelve a dar otro sorbo.

Trato de acercarme, pero restalla en vaso contra la pared sobresaltándome. Cierra los ojos respirando hondo y hecha su cabello hacia atrás. Se endereza y se acerca a mi dejándome diminuta. No retrocedo cuando queda a centímetros

— Demuéstralo, anda, demuestra que lo que me dijiste era cierto— Su agarré en mi cuello me toma desprevenida.

— ¿Probar que? — gruñe sobre mi rostro— ¿Qué carajos tengo que probarte? ¿No te basta con mis acci...—Lo abofeteo callándolo —

— ¿Qué malditas acciones? Con lo único que piensas con el pene, solo me ves como un maldito pedazo de carne. ¡No seas hipócrita!

Su risa es leña para mi enojo. Se que está borracho, pero lo que suelta luego me hace saber que piensa con claridad.

— Hasta que te das cuenta... Te estabas tardando... — Sonríe mostrando sus perfectos dientes— Brina... Tú eres la única que se atreve a irse con un desconocido a la semana de conocerlo.

Quito su agarré de mi cuello para propinarle una bofetada que retumba en toda la cocina.

— ¡Por que confíe en ti, imbécil! Además por que quería coger un respiro de esa casa y el trabajo, por eso. — Suelto enfurecida— ¡Estoy cansada de esto!

Me largo de la cocina para subir a la habitación. Agarro una maleta y comienzo a echar mis cosas. La puerta a mi lado se abre.

— Si vienes a discutir lárgate. — cierro la maleta después de poner todo los necesarios.

— ¿Qué haces? — pregunta y me dan ganas de matarlo.

— Dijiste que me largara si no te creía ¿verdad? Pues me largo. — le pasó por el lado y agradezco que no me detuviera.

•••

— ¿De verdad? Nah, no te creo. ¿Te dejo ir? Nah, no te creo. Ese tiene algo entre la manga. — Habla Addison — Traes loco a ese tipo, no creo que te haya dejado ir así. Nah, no creo.

— Addi, estoy siendo honesta.

— Lo se, nena, pero lo conozco. El no es así y en cualquier momento va a aparecer por esa puerta. Solo es cuestión de tiempo. — Se toma el vaso de whisky.

— Pues no, que no se le ocurra aparecer por que lo mandaré a la mierda.

Ella se ríe. — Siempre dices eso, pero lo ves apenas lo ves, tus piernas hacen; ups me abrí.

Le tiro un cojín. — Mira quien habla. Si Bryce apareciera lo perdonarías rápidamente.

— Ja! ¿Qué te pasa? Ya supere a ese random.

— Eso dices siempre. — repito lo mismo que ella y recibo un golpe del cojín.

•••

Mi pequeña obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora