SEI

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Capítulo 6:

Narra Sabrina

Tiene que ser alguna emergencia para que ella me llame personalmente. Esa mujer siempre busca una excusa para joderme la vida, ya la tengo jodia, pero para ella no e suficiente.

— Hay algún problema en el hotel. — Suelto intento no gemir ya que tengo al italiana entre mis tetas, este las chupa y las muerde sin importarle que esté en el celular.

— Te acostaste con el ¿cierto?— suelta de momento y yo me tenso.

— ¿De que hablas?

— Te acostaste con el Italiano ¿verdad? Te vi... vi cuando entraste al mismo edificio que el.

—¿Me estabas siguiendo?—Alzo la voz.

Ahora sí me enoje.

— Si, Dudaba de ti. Ahora respóndeme o le digo a el director que te despida.

Le iba a soltar muchas mierdas, pero me arrebatan el celular.

— Así Es, Follamos. Deja de estar amenazando Puttana immatrice. — Cuelga la llamada y lo único que quiero hacer es matarlo.

— ¿Pero que mierda, Hossler?— agarro mi celular. 

— Tranquila, muñeca ...— Se acerca a mi.

— ¿Tranquila? No puedo estar tranquila, pudo perder mi trabajo— Trato de salir de su agarre.

—Te diré algo. No fue en el hotel, fue en tú día libre y no pueden prohibirte nada— Deja un beso en mi hombro — Son reglas básicas.

Tiene razón.

•••

— ¿Te cogiste al Italiana — Suelta Sara detrás de  mi haciéndome dar un brinco.

— ¿Todos lo saben?

— No, lo escuché cuando Kara entró a la oficina del director.

Asentí y corrí hacia allá. Toqué la puerta antes de entrar, se tardaron pero luego abrieron.

—Señor Camilo, permítame explicarle, por favor.

— Adelante. Todos tenemos derecho a dar nuestra versión.

—Señor... tuvo sexo con un huésped — Kara no tardó en abrir la boca.

— Silencio, deje hablar a su compañera, señorita Swatt.

Respiro hondo antes de hablar.

— Señor, si, me acosté con el señor Hossler, no tengo por qué negarlo. Pero fue el quien me hizo la propuesta y fue el quien me envió a su apartamento. No fue aquí, así que no tiene sentido lo que quiere demostrar mi compañera.

Kara iba a decir algo, pero el Director habló.

— La señorita Sabrina tiene razón y no voy a despedir a nadie, pueden ponchar e irse, tienen la tarde libre.

Asiento dándole las gracias y salgo de ahí con unas ganas inmensas de gritar de la emoción.
Llego hasta mis cosas y me detengo al a la figura ponente que me espera junto a ellas.

— Señor Hossler... — Digo para que se voltee.

Tiene un traje negro que le queda justo a la medida y lo único que pienso es en el la otra noche.

— Sabrina...

— ¿Desea el segundo round o...

— Varios para ser honestos. — su voz gruesa resonó— ¿Resolviste el estúpido problema?

Asiento.

— Perfecto, por qué necesito que vengas conmigo a Las Vegas. — Suelta tomándome desprevenida.

— ¿Me necesitas? ¿Para que o qué?

— Tu sabes... Además de que así podré protegerte de mi socio que de hecho cuando te fuiste me llamó preguntando por sus nombres para desaparecerlas. — Siento mi cara pálida y me acerco a él esperando una respuesta. — Obviamente no le di nada por qué yo cumplo con mi palabras, pero... el del otro día fue por ti, falta el de tu amiguita.

— ¿Quieres acostarte con ella?

Este se ríe a carcajadas como un maldito.

— No, muñeca. Tu eres la única que me llama la atención, tú tendrás que cobrar su parte. Eso es todo.

Es un cabrón listo, pero no me sorprende que me agarrara de los pelos reteniéndome. Todavía quiere más de mí y no creo que se por poco tiempo.

— Espero tu respuesta.

— ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me quieres llevar contigo?

Agarra uno de mis mechones y los enrolla en su dedo.

— Por que quiero probarte... de otra manera... de diferentes maneras. No te eh probado toda.

— No lo se... No sería capaz de dejar a mi mamá sola y menos como esta ahora.

—Vamos, muñeca... — Agarró mi nuca— No me dejes con las ganas..

— No voy a ir... no voy a dejar a mi mamá sola

— Contratare a alguien para que la cuide.

— No va a durar, mi madre saca a patadas a todo que no sea yo, hasta yo me sorprendo.

Agarra mi barbilla para dejar un pico en ellos.

— Conozco a alguien que si, ella sabe lidiar con ese tipo de señoras. 

— Mi mamá no soporta a nadie, no va a soportar a quien sea que hayas contratado.

— Por que no lo compruebas tú misma, muñeca

— Va...

Este me sonríe para salir y dejarme sola.

Mi pequeña obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora