El olor de la lluvia empezaba a inundar la habitación en la que se encontraban todos, después de haber descubierto uno de los mayores secretos de Dragon la habitación se había quedado en un silencio que no era incómodo salvo para Andaira, quien se encontraba algo incómoda por haber dicho un secreto que Dragon y Garp habían guardado por el bien de Luffy, sabía que no había ningún peligro en que Ace, Sabo y Koala lo supieran, pero debía de tener más ciudado con todo lo que dijera acerca de los secretos de este mundo, si bien quería cambiar ciertos acontecimientos de la historia, no quería que los personajes dependieran de lo que ella sabía para poder avanzar, debían de vivir sus vidas y sus aventuras.
Sabo por su parte se encontraba con un pequeño dolor de cabeza debido a toda la información que había recibido ese día, los recuerdos de su infancia se repetían una y otra vez en su mente como si fuera un bucle, se había perdido diez años de la vida de las dos personas más importantes para él, quienes habían creído que el había muerto... No podía ni imaginarse lo mal que tuvieron que pasarlo al haber creído que él moría, se sintió culpable por provocar es dolor en sus hermanos y por haberse olvidado de ellos.
Después estaba el tema de Andaira, tanto Sabo como Koala se encontraban algo impactados con que esa adolescente tan pequeña proviniera de otro mundo donde podían ver partes de sus vidas y saber cosas que ellos desconocían acerca de su futuro o del mundo que les rodeaba, sin duda alguna era complicado asimilar esa información.
Por otra parte, la idea de que Sabo estuviera delante de él era lo que más tenía aturdido al pecoso, y saber que su hermano pequeño se encontraba en la misma isla no hacía más que darle ganas de salir para buscar a Luffy y que viera a Sabo, que supiera que su hermano realmente no había muerto, cuando esta idea cruzó por su mente el pecoso se levantó de la cama con una gran sonrisa.
-Vamos a buscar a Luffy, tiene que verte Sabo. -Al escuchar al pecoso todos salieron de su mente y dirigieron sus miradas hacia él, observando la gran sonrisa que tenía en su rostro. Al asimilar las palabras que el pecoso había dicho Sabo sonrió de forma amplia y asintió con la cabeza.
-Tienes razón, tenemos que buscarlo. -Los dos hermanos se sonrieron mutuamente con una gran emoción, la idea de ver la reacción de su hermano pequeño hacía que los dos desearan estar ya frente al pelinegro.
-Eso... No puede ser posible aún. -Todos giraron la cabeza para observar a Andaira, quien se mordía de forma leve el labio con algo de nerviosismo. -Lo siento, pero Luffy debe de vivir su aventura tal y como yo la conozco en la mayor medida de lo posible...
-¡Pero él tiene que saber que Sabo está vivo! -Ace dijo esto con un tono de reproche señalando a Sabo, quien asintió con la cabeza de acuerdo a él.
-Lo hará, pero no ahora, su tripulación partirá dentro de poco en su barco para cruzar la Reverse Mountain, no debemos de molestar en su travesía y mucho menos en ese momento tan importante para ellos. -Al escuchar estas palabras los dos hermanos se quedaron en silencio observando a la pelirroja, quien bajó la mirada a sus manos algo nerviosa mientras Koala observaba en silencio. -Yo también quiero volver a ver el reencuentro de Luffy y Sabo... Pero no ahora, es mal momento...
-¿Volver a ver? ¿Cuándo se reencuentran? -Fue Koala quien hizo la pregunta algo extrañada por esas palabras, Andaira cogió algo de aire y después lo soltó lentamente en un suspiro.
-Se reencuentran en Dressrosa, dentro de dos años y medio. -Tanto Sabo como Ace hicieron un "Ehh?!?!" que demostraba lo inconformes que estaban con esa idea, lo que hizo que la pelirroja soltara una pequeña risa sin poder evitarlo. -Pero no hay por qué esperar tanto... Ace y Luffy se reencontraban en Arabasta, podríais veros ahí, pero no sé si será posible que os separéis del ejército revolucionario.
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Mi aventura (One Piece)
FanfictionUn día una chica se despierta en el barco del hombre más fuerte del mundo de One Piece, el Yonkō Shirohige. Andaira no recuerda cómo llegó a ahí, pero si recuerda una cosa. Ella no pertenece a ese mundo.