Capitulo 5

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-¿Y bien? ¿A donde crees que vas? -Ace sintió cómo un escalofrío recorría su cuerpo, se giró para observar a Thatch, el mayor le observaba cruzado de brazos y con una ceja alzada, su mirada era algo amenazante. 

-Eh... Yo estaba enseñándole a Andaira la cocina, si, eso hacía. -El pecoso sonrió inocentemente mientras se ponía erguido y se acercaba a la pelirroja para pasar su brazo por los hombros de ésta. Andaira se limitó a sonreír a Thatch lo más inocente que podía y asintió.

-¿Enseñándole la cocina? Y por eso ella tiene frutas en su mano y tu ibas caminando a hurtadillas, ¿No? -El pecoso sonrió algo nervioso y se rascó la nuca con el brazo que no tenía sobre los hombros de la pelirroja. Vio como el hombre del tupé se acercaba a él, cosa que aumentó sus nervios.

-Es que estábamos aburridos, así que pensamos que así sería más emociona... -El pecoso se calló al sentir como el mayor le daba una colleja. Sus mejillas se pusieron algo rojas y miró a Thatch algo enfadado. -¡Oye no me des tan fuerte!

Andaira soltó una pequeña risa y se llevó una mano a su boca para evitar que le vieran reírse por la situación. Thatch suspiró algo enfadado y se cruzó de brazos. Ace por su parte se rascaba la nuca donde había recibido un golpe.

-No cuela lo que has dicho, ya te he dicho que no me gusta que entres a robar en la cocina. -La voz de Thatch sonaba algo molesta y miraba recriminatoriamente al pecoso, quien apartaba la mirada sonriendo nervioso.

-Es que no hemos desayunado, teníamos hambre. -Se excusó el pecoso, Andaira sonrió levemente y miró a Thatch, quien miró a los jóvenes en silencio durante unos segundos y después soltó un largo suspiro.

-Sólo por esta vez te lo perdono, por lo que pasó y por que ella también tiene hambre. -Dijo señalando a Andaira sonriendo. -Venga, decidme que queréis que os hago el desayuno. 

-Gracias Thatch, pero no hace falta que te molestes, con la fruta voy bien. -Respondió la pelirroja alzando las piezas de fruta sonriendo tranquilamente. Thatch le miró sonriendo y empezó a caminar hacia una zona de la cocina mientras le quitaba las piezas de fruta a la chica, que le miró algo confundida.

-Id al comedor, ahora voy con el desayuno. -Dijo el hombre del tupé sonriendo mientras empezaba a cocinar. Ace sonrió ampliamente y salió de la cocina con Andaira, quien se sentó en una mesa junto a él y miró todo a su alrededor con curiosidad bajo la atenta mirada del pecoso.

-¿Que opinas del barco? -Andaira salió de sus pensamientos al escuchar a Ace y le miró sonriendo tranquilamente. 

-Es enorme, más de lo que parecía. Aunque es normal, sois muchos tripulantes y Barba Blanca es muy grande, intimida mucho tenerlo de frente... -La pelirroja sonrió y se miró las muñecas que tenían pequeños cortes por como intentó quitarse las esposas hacía unos momentos. 

-¿Te duele? -La voz del pecoso sonó algo preocupado, no se había dado cuenta de las heridas en las muñecas de la pelirroja, pero al ver como ésta negaba con la cabeza sonrió quedándose en silencio sin apartar la mirada de ella mientras alzaba una ceja. 

-Bueno... Solo un poco, pero es como cuando me caía de pequeña y me dañaba las rodillas, nada más. -La voz de la chica sonó tranquila, no quería reconocerlo, pero la mirada del pelinegro sobre ella hizo que quisiera sincerarse con él.

Unos segundos después Thatch salió de la cocina con una bandeja que tenía varios platos, puso la bandeja sobre la mesa y puso los platos sobre la mesa, había hecho dos pequeños tarros de macedonia, también había un plato con una torre de tostadas junto a dos pequeños tarros con mantequilla y mermelada. También puso unos vasos de zumo de naranja natural y se sentó en la mesa junto a Ace para poder ver mejor a la joven con una amplia sonrisa. 

-Ya está el desayuno, que aproveche. -Dijo manteniendo la amplia sonrisa mientras apoyaba su cabeza sobre su mano derecha. Andaira y Ace agradecieron a la vez sonriendo mientras  empezaban a coger comida. -Y dime Andaira. ¿Qué hizo que Padre cambiara de opinión contigo?

Ace se atragantó con un trozo de tostada en su broca, se puso levemente morado por la falta de aire y empezó a toser desesperadamente. No habían acordado una coartada con los demás para poder excusar el cambio de opinión, y era obvio que todos estarían curiosos por el cambio. Sin embargo Andaira siguió comiendo tranquilamente mientras Thatch le daba pequeños golpes en la espalda al pecoso intentando ayudarle con su atragantamiento.

-Antes de que me llevaran a la celda decidí hablar con Barba Blanca y así poderle hacer ver que no tenía malas intenciones con ustedes y que realmente no sabía como llegué a vuestro barco. Supongo que decidió darme una oportunidad al ver que estaba desesperada. Tengo claustrofobia, me da miedo estar encerrada o tener la sensación, me suelen dar ataques de ansiedad. Además, ni queriendo podría haceros daño. No poseo ninguna fruta del diablo y no tengo fuerza, el único deporte que he hecho en toda mi vida ha sido natación, y hace años que no lo practico. Así que Barba Blanca accedió a no encerrarme si estaba bajo la vigilancia de ustedes.

Thatch repasó la expresión tranquila de la chica a medida que esta hablaba, supuso que si su padre había dado el visto bueno estaba bien. Además, parecía que lo que la chica decía era cierto, su cuerpo no parecía ejercitado, ni siquiera era delgada y esbelta como las mujeres que solía observar en los bares. Tenía un cuerpo normal, con una silueta marcada aunque su cintura no era pequeña, pero igualmente era bonita. Aunque lo que sí tenía como las mujeres que solía observar o con las que solía pasar el rato cuando atracaban en las islas, era el tamaño del pecho, desde luego la chica tenía una buena delantera.

Andaira observó como Thatch recorrió su cuerpo con una mirada algo pensativa y lasciva. Al ver cómo este se lamía el labio superior un pequeño sonrojo apareció en las mejillas de la chica, retuvo las ganas de soltarle un comentario antipático, no quería crear malos rollos. Pasados unos segundos se relajó al ver como el mayor con el tupé desvió la mirada de su cuerpo a tiempo de sujetar la cabeza de Ace, quien se había quedado dormido y estaba a punto de caer sobre la comida.

La chica soltó una carcajada al ver como Thatch refunfuñaba levemente mientras comentaba que odiaba la facilidad que tenía el pecoso para quedarse dormido sin importar lo que estuviera haciendo, alegando que algún día de estos le matarían al quedarse dormido en medio de una pelea o algo así. 

Mi aventura (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora