Sur Corea. Seoul
7:00 amEn el penthouse más alto de la capital de Sur Corea, la alarma sonaba y con poca motivación SeokJin la apagaba de un manotazo. Quería quedarse a dormir un poco más, pues pasó apenas un día desde que regresaron de E.U. El castaño ya había compartido mucho tiempo con esos 6 chicos y daba gracias que estando en Corea podía disponer para quedarse en su penthouse. Convivir tanto con esos tipos era agotador y estresante.
Con toda la fuerza de voluntad que reunió, se levantó y caminó hasta su baño para tomar una ducha. Hoy tenía muchas cosas que hacer como Jefe de su compañía. Así que una vez se duchó, se vistió con unos pantalones de vestir, zapatos negros, una camisa azúl claro, un saco negro con corte juvenil y peinó su cabello castaño de lado. Una vez terminó, salió de su vivienda para ir por una de sus camionetas en el estacionamiento y así dirigirse hasta su oficina que se encontraba en el centro de la capital.
Cuando su camioneta se estacionó frente a aquel edificio, inhaló y exhaló. Colocando su típica expresión amable y cortés que estaba acostumbrado a usar. Al menos con esos 6 mocosos no tenía que aparentar y de cierta forma los días que pasó con ellos fueron muy relajantes al no tener que esforzarse por ser simpático.
Apenas el castaño cruzó por aquellas puertas de cristal, fue recibido con frases como "¡Buenos días, príncipe! ¡Es bueno verlo después de varios días! ¿Cómo se ha encontrado?" Y entre otras. El respondió con una pequeña inclinación o breves respuestas acompañadas de una suave sonrisa que hacía suspirar enamoradas a las mujeres que trabajan en ese lugar.
No pudo quitar su amable expresión aún dentro del elevador, pues estaba acompañado de otros empleados que de igual forma le saludaban con emoción. Solo una vez que entró a su oficina y pasó el seguro pudo suspirar cansadamente volviendo a su expresión neutral casi de fastidio.
—A veces me gustaría que simplemente pasaran de mi. — Comentó para sí mismo sentándose en su gran silla de cuero café oscuro empezando a leer los documentos que estaban sobre su escritorio de madera negra.
Durante una hora estuvo trabajando sin descanso, revisando estados de cuentas, de producción. También algunos contratos pendientes que hacer. Fue interrumpido cuando unos pequeños toques en su puerta se hicieron presente. Jin se vió forzado a poner su tono de voz más amable que tenía para decir: —Adelante.
Enseguida una chica, a quien identificó como una de las recepcionistas de la empresa. Era bajita, su compresión robusta, piel clara, un inconfundible cabello rizado y castaño. Si no mal recordaba su nombre era Sora. Apenas alcanzo a ver un tatuaje de una rosa en su brazo gracias al vestido negro sin mangas que llevaba. La muchacha entró con una sonrisa casi plana, pero con cordialidad dijo: —Señor Kim, han llegado sus nuevos guardias de seguridad que solicitó.
El ojiverde parpadeó confundido, él no recordaba haber hecho esa petición y menos a la recepcionista. Estaba a punto de replicar, pero al ver a esas 5 personas tan, desgraciadamente, familiares entrar a su oficina ahora parecía entender todo. Los 5 jóvenes vestían trajes negros, camisa blanca y corbata, parecían agentes de seguridad de una película con todo auriculares incluidos.
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Mthrfckrs (BTS)
Ficção HistóricaEn un mundo donde la justicia es relativa, la bondad una leyenda y la humanidad una mierda, la maldad es lo único real. Siete chicos sin, aparentemente, nada en común terminan por coincidir. Cada uno con una motivación diferente, una historia, una m...