36. Reconciliación.

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En aquella habitación había un buro, una cama con sábanas blancas y sobre ésta reposaba el cuerpo de TaeHyung, quién seguía durmiendo profundamente después de pasadas unas dos horas desde su operación

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En aquella habitación había un buro, una cama con sábanas blancas y sobre ésta reposaba el cuerpo de TaeHyung, quién seguía durmiendo profundamente después de pasadas unas dos horas desde su operación. JiMin estaba sentado justo a su lado sobre una silla a la espera en qué su mejor amigo despertara. No iba a mentir que la impaciencia le estaba ganando, pero debía resistir lo que fuese necesario con tal de poder ver esos ojos azules abrirse de nuevo y que el menor le obsequiara esa sonrisa geometría otra vez.

Justo ahora se dedicaba a observar con detenimiento el rostro del peli-azul. Su piel era de color canela, su nariz recta, sus labios delgados, su tupidas pestañas y aquellos pequeños  lunares que estaban distribuidos en su rostro, sobre todo el que había en la punta de su nariz. Una sonrisa surcó sus labios pues desde niños siempre le parecía curioso y de los más adorable aquel rasgo.
La pequeña sonrisa se fue desapareciendo poco a poco al recordar todo lo que habían pasado juntos, los buenos pero también los malos momentos, pero, sin duda alguna, el que aconteció esta noche era el más duro de todos. 

Recordaba cuando eran niños, en aquella habitación del orfanato, una noche, debajo de un pequeño fuerte hecho de sábanas, almohadas y una linterna que les ayudaba a alumbrar. Habían jurado ser mejores amigos por siempre, que nada ni nadie los separaría y que estarían el uno para el otro sin importar que. Sus dedos meñiques marcaron esa inocente promesa de dos niños que lograron encontrar consuelo el uno en el otro. 

El fue el que se alejó de TaeHyung, claro que su amigo le había ocultado una verdad importante, pero ahora que lo meditaba lo había hecho para su bien. Tenía que ser sincero pues el saber que el peli-azul tenía un hermano de sangre le hizo sentir inseguro y con la idea errónea de que él lo abandonaría tal y como aquella mujer lo había hecho cuando solo era un niño. 

Quizá TaeHyung solo estaba tratando de buscar un buen momento para decirle y él solo llegó a conclusiones apresuradas por su inseguridad y desconfianza.
Qué tonto había sido. 

La terrible sensación que le producía al pensar que estuvo a punto de perder a la persona más importante de su vida, le produjo un nudo en la garganta y sus ojos mieles empezaban a picar avisando que lágrimas querían salir nuevamente de ellos. 

Lo siento, TaeHyung. — Musitó, su voz casi como un murmullo que terminó rompiéndose como un hilo; no pudo resistir el llanto. En sus mejillas corrían aquellas dolorosas lágrimas cristalinas que se perdían al bajar por su mentón y perderse en su cuello. —Lo siento tanto. 

Pequeños hipidos resonaron en la habitación, unos instantes pasaron hasta que JiMin sintió un escalofrío a sus espaldas, cuando giró la cabeza pudo ver la única ventana de la pieza abierta. El aire entraba y removía las cortinas pulcras y blancas.

Mthrfckrs (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora